Ficha técnica

¿Hay modelos que beneficien a quienes llevan a cabo las BPA?

En estas últimas décadas han aumentado las exigencias en referencia al uso responsable de los fitosanitarios y de inocuidad en la producción agrícola, en parte debido al  crecimiento del consumo y la ampliación de los mercados a escala mundial, como así también del surgimiento de consumidores cada vez más preocupados por el origen y  composición de los alimentos. 

Frente a este desafío, surge la necesidad de obtener productos de calidad a costos competitivos, y muchos sectores han quedado relegados debido a su poca capacidad para responder a estas nuevas exigencias. Muchos productores por una mala gestión empresarial o bien debido a inadecuadas prácticas de producción, hace que se agraven las condiciones de seguridad alimentaria. Como así también, la ausencia de estándares y normas de calidad también contribuyen al deterioro de los recursos naturales y a la baja competitividad.  

Es en este contexto, instituciones, públicas y privadas, preocupadas por la inocuidad y la sostenibilidad de la producción han comenzado a promover e instrumentar programas sobre Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) en conjunto con los distintos actores de la cadena agroalimentaria. 

Es por ello que las BPA se constituyen en un componente de competitividad, que permite al productor rural diferenciar su producto de los demás oferentes, con todas las  implicancias económicas que ello hoy supone- como ser mayor calidad, acceso a nuevos  mercados y consolidación de los mercados actuales, reducción de costos, etc. 

Modelos o factores que afectan la implementación:

I. Capacidad institucional para apoyar la implementación de BPA, el nivel de  capacitación de los organismos y de sus técnicos: esta capacidad institucional debe ir  acompañada por el apoyo al sector, es decir iniciativas públicas y privadas para la adopción de las mismas y con metodologías claras de apoyo para que los productores  puedan afrontar las inversiones iniciales, orientadas ya sea en aspectos productivos, capacitación, infraestructura y por último certificación. También aportar apoyo  institucional para resolver cuestiones medioambientales que surgen de normas legales como ser a la gestión de envases vacíos, fitosanitarios vencidos, falta de insumos registrados.  

II. Conocimiento de las normativas y sistema de certificación: los productores muchas veces comentan que desconocen las normativas en referencia a las BPA, pero es importante destacar que los profesionales presentan en muchos casos escasa capacidad técnica para manejar el concepto integrado de las BPA, como ser los aspectos de preservación del medio ambiente y la seguridad laboral.  

III. Nivel educativo del productor y acceso a la información: en este tema entra en juego este factor dado que facilita la adopción de los requisitos basados en normas, seguimiento técnico y llevar los registros correspondientes. En este caso se presentan diferencias también según la cadena productiva, debido a la diferencia que presenta cada rubro productivo y tipo de productores. Se podría decir que dependerá de la escala de producción y también de su nivel educación y capacitación: los pequeños y medianos  tienen un conocimiento muy reducido de las BPA, lo que dificulta la posibilidad de introducir cambios productivos y constituir cadenas más integradas. 

La implementación de las BPA es un proceso que requiere de tiempo para lograr el cambio de mentalidad en los agricultores tradicionales, especialmente los de escasos  recursos y de bajo nivel cultural. Y la mayor resistencia se encuentra en la ausencia de estímulos económicos. Se conoce que la agricultura de baja escala es muy competitiva  y los productores viven exclusivamente de su producción, no invierten en mejorar su  infraestructura por no tener financiamiento o por no valorar el retorno. 

IV. Grado de infraestructura y de financiamiento: con el que cuentan algunas cadenas, lo cual puede asegurar o no el cumplimiento de las normativas. Las cadenas cuyo producto tradicionalmente ha sido destinado al comercio exterior tienen ventajas comparativas para la implementación de BPA- por ejemplo, las frutas, las carnes, que han tenido que ir adaptando a lo largo del tiempo sus sistemas productivos para dar cumplimiento a las exigencias impuestas por los mercados internacionales. En el caso de las frutas, fue la demanda y exigencia de BPA por parte de los compradores del  exterior lo que condicionó a estas cadenas a transformarse en más aptas. Adicionalmente, las cadenas productivas donde participa la agroindustria o el acopio  (frutas pepita y carozo en alto Valle o citrus en Tucumán, la miel) cuentan con mayores facilidades para implementarlas, lo que no sucede con pequeños productores especialmente horticultores, muchos de los cuales se encuentran atomizados y realizan el acondicionamiento de sus productos en su predio y no cuentan con capacidad financiera para adecuar su infraestructura.  

Esto se ve acentuado en el caso de pequeños y medianos productores por la necesidad de construir baños, empaques, depósitos, etc. para cumplir con las primeras exigencias  de higiene de las BPA. En otras producciones se acentúa por problemas de tenencia de la tierra, falta de capital, acceso al agua para el riego, etc. Y esto se agrava por la falta  de acceso al crédito. En cuanto a los costos de certificación, no existen precios diferenciales según nivel de ingreso del productor, y se suma la incertidumbre si se  genera un retorno económico por ese esfuerzo hace que se dificulte la promoción de las BPA. 

V. Incentivo económico para compensar las inversiones a realizar: ante la falta de incentivos se desalienta el cambio. Ej. La falta de un sobreprecio en la fruta certificada  desalienta a los productores que invierten en mejorar su producción y en el corto plazo no obtienen beneficios diferenciales frente a productores convencionales.  

VI. Convencimiento de una nueva forma de producir: generalmente no se aprecia este convencimiento, donde entra en juego la capacitación del personal, implementación de registros, etc. 

VII. Visualización de un resultado inmediato de un mayor rendimiento: en muchos casos no se visualiza en cortos períodos de tiempo, como es el caso de las BPA  relacionadas al uso racional de los fitosanitarios en la producción de cereales y oleaginosos.  

Reflexiones sobre nuestro mercado

La amplia brecha entre la agricultura convencional y la de exportación, asociada a las exigencias de ciertos grupos de consumidores nacionales que se aproximan cada vez  más a las de los países desarrollados, generan un espacio de incertidumbre para la pequeña agricultura proveedora del mercado interno. Aunque haya habido un aumento de las exigencias de los consumidores actuales, en las preferencias del consumidor  medio argentino, el precio sigue siendo un factor determinante en la selección del producto, por encima de la calidad y del proceso productivo.  

De esta forma a corto plazo no existe un incentivo de adaptación entre aquellos que exportan para el mercado regional. Las buenas prácticas agrícolas y de manufacturas y  el HACCP deben ser planteados como procesos de mejora continua para lograr niveles crecientes de productividad, valor agregado y rentabilidad a través de una activa  incorporación de conocimientos y tecnología. Este debe ser un objetivo estratégico de todas las empresas de la cadena agroindustrial, porque finalmente…es el sector privado,  el que impone las condiciones para la compra de un producto. 

¿Qué es lo que se visualiza hoy?

La aplicación de las BPA como exigencia impuesta por los mercados compradores, donde  es factible de cumplir con las normas, es decir cumplir requisitos mínimos para lograr la  certificación o el acceso a mercados, pero en realidad no se trata de un proyecto que  apunte a la sustentabilidad real. 

¿A qué podríamos aspirar?

Las BPA deberían posicionarse como la base común, el límite mínimo que en un futuro debería exigirse para cualquier sistema productivo. 

Con una mirada más puntual, se puede mencionar que la implementación de estas  técnicas podrían impactar positivamente sobre la pequeña empresa agrícola tanto en  aspectos económicos como sociales: mayor posibilidad de acceder a los mercados, notables mejoras en su sistema de gestión (administración y control de personal,  insumos, instalaciones, horas de trabajo), en la calidad de sus productos (producto  diferenciado por calidad e inocuidad, lo que puede implicar un mayor precio de venta) y en las condiciones laborales de sus trabajadores (capacitación que reciben en  referencia al manejo de fitosanitarios, reducción de riesgos de intoxicaciones, higiene en el predio y durante cosecha, manejo de plagas, condiciones de higiene del personal en referencia al acceso a baños y agua potable, y en su estado de salud) y por ende en la creación de capital humano por la educación recibida. 

Sin embargo, actualmente los pequeños y medianos productores que destinan su producto al mercado interno tienen bajos o nulos incentivos de modificar sus sistemas  productivos, y mucho menos para implementar técnicas que puedan llevar a elevar sus costos sin una compensación económica en el corto plazo.  

Ante este escenario, habría que preguntarse:

¿La política de incentivos debería pasar por otorgar precios diferenciales  a quienes implementan las BPA? ¿Deberían ser apoyados con transferencia de tecnología, mediante instrumentos de fomento, o con el apoyo a ferias reconocidas?   

O…… ¿La aplicación de las BPA para el mercado interno debe exceder los  aspectos comerciales? En este caso, la responsabilidad es de toda la sociedad. En tal sentido, es responsabilidad de todos los actores (autoridades, productores, cadenas de supermercados, consumidores) producir, legislar, comercializar y consumir productos inocuos, cuidar la salud de los trabajadores y preservar el medioambiente. En este marco, es el consumidor el que finalmente establece los incentivos a través de la exigencia de productos sanos, sin la necesidad de tener que pagar un mayor precio por éstos.  

¿Cuál sería el rol de Estado? Habría dos miradas al respecto:

  • El estado intervenga desempeñando sólo un rol de fomento, ya que el motor de las BPA debería ser el mercado. En esta línea de acción, el Estado debería desarrollar un papel activo en las instituciones educativas, políticas hacia el consumidor para estimular la demanda de productos con mayores garantías y exenciones fiscales para su fomento.  
  • El estado con un rol más activo, en donde las BPA deberían formar parte de una política agrícola sustentable, donde entraría en juego la fiscalización, la promulgación de leyes, la capacitación y la investigación.  

¿Cuál es el rol de otros organismos?

Para citar un caso, se hará referencia al INYM (Instituto Nacional de la Yerba Mate),  organismo no estatal que tiene como objetivos promover, fomentar y fortalecer el  desarrollo de la producción, elaboración, industrialización, comercialización y consumo de la yerba mate. 

Este organismo firmó un convenio con IRAM- asociación civil sin fines de lucro, con el objetivo de desarrollar servicios de certificación que contribuyan al desarrollo tecnológico, al uso intensivo de las normas y a la mejora continua de los productos,  procesos y servicios para beneficio de los consumidores, de las propias empresas y de la sociedad en general.  

Este convenio tiene el objetivo de generar acciones conjuntas para desarrollar una visión estratégica del sector que contribuya a mejorar la competitividad y sustentabilidad del sector y de todas las empresas del sector, campos de producción, secaderos y molinos de yerba mate.  

En el convenio firmado se establece que las partes se comprometen a generar un espacio interinstitucional y sectorial en el cual se establezcan consensos y estrategias  que permitan el desarrollo de normas, documentos técnicos y esquemas de certificación. Es por ello que mediante acciones conjuntas se desarrolló una normativa  para la yerba mate, que se trata de esquemas de buenas prácticas tanto en la producción  como de la manufactura de la yerba mate. 

Bibliografía consultada

  • “Normas” privadas- el nuevo desafío para las exportaciones de los países en  desarrollo. Juliana Salles de Almeida, Consultora de la División de Comercio  Internacional e Integración, de la Comisión Económica para América Latina y el  Caribe (CEPAL). 
  • Buenas prácticas agrícolas para una agricultura más resiliente. Lineamientos  para orientar la tarea de productores y gobiernos. Instituto Interamericano de  Cooperación para la Agricultura (IICA), 2017 
  • Buenas Prácticas Agrícolas (BPA): En busca de sostenibilidad, competitividad y  seguridad alimentaria. Juan Izquierdo, Marcos Rodríguez Fazzone -Organización  de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación-Oficina Regional de  la FAO para América Latina y el Caribe.
  • Situación y Perspectivas de las BPA en la Región Sur, IICA. 
  • Buenas Prácticas Agrícolas- Guía para pequeños y medianos agroempresarios Programa Interamericano para la Promoción del Comercio, los Negocios  Agrícolas y la Inocuidad de los Alimentos IICA.

Acerca del autor

Ing. Agr. Ana María Pallek

Mat. 82-2-1061

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