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Un recorrido por la gestión estatal con la arboricultura siempre en la mira

La ingeniera agrónoma Liliana Boggio, de larga trayectoria en la función pública, consideró que los profesionales deben “ampliar sus miradas” sobre los territorios. 

Formada en la Universidad de Buenos Aires pero con un desarrollo profesional que tuvo lugar casi en su totalidad en suelo santafesino, la ingeniera agrónoma Liliana Boggio (Mat. 82-2-0625) transitó diferentes espacios de la administración pública en un recorrido que incluyó desde la ciudad de Casilda hasta el cargo de Directora provincial de Ambiente para el sur de Santa Fe. 

Siempre enfocada en la arboricultura como especialidad, la profesional fue ampliando sus intereses de la mano de su experiencia en la gestión pública. “Más allá de los fitosanitarios, que a veces parece ser el tema principal de injerencia de los ingenieros agrónomos y  seguido del tema del arbolado que también es casi exclusivo de nuestra profesión, empecé a ver otros temas ambientales en los cuales la formación que tenemos permite que nos interesemos y no nos quedemos encasillados en tareas más convencionales”, explicó.     

Uno de los proyectos en los cuales dejó su huella fue la elaboración y reglamentación de la Ley del Árbol, una normativa innovadora que establece criterios de sustentabilidad no sólo al sector público, sino también a los actores privados. Esta es la charla que mantuvo con Agrovisión:

Ing. Agr. Liliana Boggio

¿Cómo fueron sus primeros años de trabajo en la profesión?

Yo soy oriunda de Buenos Aires, allí me recibí tras estudiar en la facultad de Agronomía de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA). En esa casa estuve trabajando en agrometeorología en una de las cátedras, que en ese momento se llamaba climatología y meteorología agrícola. Al mismo tiempo desarrollé una beca de iniciación y perfeccionamiento en el ámbito del Conicet, donde comencé a trabajar en relación al tema del cuidado de los suelos en el Centro de investigaciones Biometeorológicas. Cuando me casé me vine a radicar a Casilda.

En ese momento comenzó su etapa santafesina…

A partir de ese momento seguí con lo que podía, por ejemplo estuve un tiempo haciendo tareas en la cátedra de climatología en la facultad de Agrarias de la UNR aunque mi paso por allí fue cortito. Luego quedé embarazada y me dediqué un tiempo a la crianza de los hijos, estando sin familia en Casilda no era tan sencillo. Pero puede desarrollar algunas actividades de todos modos, siempre en relación con la gente del Inta que conocí, en donde apoyé muchas de las actividades profesionales que se hacían, más que nada en extensionismo. 

¿En ese entonces comenzó a trabajar en la gestión pública?

Pasó un poco el tiempo y empecé a dedicarme a una actividad con miras al paisajismo y en ese entonces surgió la posibilidad de trabajar en la municipalidad de Casilda en relación al cuidado y mantenimiento del arbolado público. En la facultad de Buenos Aires yo había recibido formación sobre el tema, ya estaba bastante preparada y fue así que pude comenzar a trabajar como asesora forestal en ese tema en la ciudad. Al mismo tiempo se incorporaron a la agenda social conflictos que empezaron a surgir en el territorio por el tema de las aplicaciones de fitosanitarios, por lo que lo sumé a mi trabajo desde el punto de vista de una profesional que respondía al municipio y que tenía injerencia en el tema control de las aplicaciones. Incluso en ese entonces avanzamos con la promoción, redacción y concreción de una ordenanza sobre las fumigaciones.

¿Cómo fue su trabajo en el ámbito provincial?

Cuando comienza la gestión del Frente Progresista en la provincia y apuestan al tema ambiental, le pido al intendente de Casilda que me permita ir como representante de la municipalidad a trabajar allí y recibir capacitación en los cursos que se ofrecían para municipios y comunas. Entonces se me ocurre emular lo que veía y crear un Consejo local de ambiente en Casilda, que fue uno de los primeros en Santa Fe. A raíz de eso desde la gestión provincial repararon en mí y con el tiempo pasé a ser la directora provincial de ambiente para la zona sur.

¿Qué proyectos pudo desarrollar desde el Estado provincial?

A partir de mi trabajo en Provincia se abre un panorama muy interesante, porque dejando de lado los fitosanitarios, actividad reservada a los ingenieros agrónomos y el arbolado público que también es casi exclusivo de nuestra profesión, empiezo a ver un montón de temas ambientales en los cuales la formación que tenemos permite que nos interesemos y no nos quedemos encasillados a las tareas más convencionales. Yo agradezco haber tenido esa oportunidad laboral porque a veces no es fácil entender cómo funcionan las cosas y ver la manera en la cual podemos ser útiles.

¿Cuáles son esos otros ámbitos laborales en los que los ingenieros agrónomos pueden aventurarse?

De todos los temas en los cuales el ingeniero agrónomo puede trabajar uno de los que más me llamo la atención e interesó es en relación al ordenamiento territorial ambiental, la madre de las soluciones o de los conflictos, porque sin ordenamiento con enfoque ambiental aparecen los conflictos ambientales. Pero además trabajé 6 años en la Provincia siempre con el arbolado como una prioridad, avanzamos mucho con eso, también se incorporó el tema de los corredores biológicos, que me parece una forma maravillosa de recuperar espacio público y natural.

¿Cuál es su actualidad laboral?

Hoy que dejé de trabajar en la Provincia volví a la municipalidad de Casilda como asesora externa colaborando en lo que pude aprender en estos años. La gente de la municipalidad volvió a interesarse en mi trabajo y ahora estamos reflotando el Consejo local de ambiente. Todas las instituciones de Casilda interesadas participan y estamos haciendo una presentación de lo hecho en 2020 en el tema residuos, sobre todo, que es una prioridad que se detectó desde la Provincia. También queremos establecer un sistema de informatización para el arbolado y poder así seguir más de cerca el tema, regularlo mejor y detectar problemas más rápidamente. 

¿En qué instancia está la Ley del Árbol provincial, de cuya elaboración formó parte?

La ley del árbol fue una cuestión que surgió por una inquietud del entonces gobernador Lifschitz que tuvo una impronta muy particular, ya que se pasó de regular el arbolado en el espacio público a hacerlo también en los predios privados. Esa posibilidad de tener reservorios de árboles en los campos particulares es algo realmente innovador. Trabajamos mucho con Ricardo Biasatti y Marcela Candiotti para que quedara la ley regulada y eso se pudo lograr. Tuvimos el aporte del conocimiento de muchos profesores que trabajan en el tema, una expertise muy interesante y valiosa de parte de los colegas.

Es una ley muy buena que permite seguir con la aplicación de criterios de sustentabilidad en el espacio público, aunque aún no se tocó la parte de los privados. Por ahora se avanzó en lo que es la preocupación número uno de los municipios y comunas, que es el censo de arbolado de la provincia. Porque la primera pregunta que surge al mirar la ley es la intriga de saber dónde estamos parados, qué tenemos. Hacer un censo es algo costoso, no es sencillo, no es solo un inventario. No se ha avanzado todavía con el tema de la obligatoriedad de los predios privados de cumplir con la provisión de árboles según su superficie, pero estamos en un tiempo muy particular.

¿Cuál es su papel dentro del Ciasfe?

Yo estuve muchas veces en diferentes comisiones, pero mientras trabajé en la función pública preferí retirarme para no generar ningún tipo de malentendidos. Ahora si volví a reunirme por el tema de la arboricultura, estoy auxiliando en la coordinación de este tema, como dije creo que hay lugar para muchos temas en los cuales los ingenieros agrónomos pueden y deben participar más activamente y el mejor ejemplo es el ordenamiento territorial. Generalmente cuando hablamos de uso del suelo lo llevamos solo a lo productivo en relación a los cultivos, pero realizar una cava modifica nuestro territorio y creo que el ingeniero agrónomo debería tener una mirada sobre esas intervenciones. Localizar las distintas actividades y proponer. Por ejemplo, la agroecología es algo que puede implementarse alrededor de las ciudades, pero también es momento de cambiar la mirada de la producción tradicional por otra mirada más moderna y preventiva. Ya no hay que quedarse sólo en saber aplicar fitosanitarios, no hay que reducirse a eso, hay que seguir haciendo lo tradicional, pero urge ajustar criterios para escapar de determinados problemas. 

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