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La importancia del trabajo del ingeniero agrónomo para lograr una semilla de calidad

El ingeniero agrónomo Edgardo Motto, gerente de la Cámara Argentina de Semilleros Multiplicadores (CASEM), explicó que gracias al asesoramiento profesional y la capacitación con la que cuenta un ingeniero agrónomo se obtiene una semilla de calidad y se alcanza el éxito productivo.

El rol del ingeniero agrónomo como director técnico de un semillero multiplicador es clave. A través del asesoramiento y la capacitación con la que cuenta un profesional se logra una semilla de calidad y se alcanza el éxito productivo. El ingeniero agrónomo Edgardo Motto (Mat 82-2-0756), gerente de la Cámara Argentina de Semilleros Multiplicadores (CASEM), explicó las razones por las cuáles es importante que la producción de semilla cuente con el seguimiento de ingenieros agrónomos profesionales.

“La semilla fiscalizada es un recurso esencial en la agricultura moderna, ya que garantiza calidad, trazabilidad, identidad varietal, ahorro en la cantidad de semilla utilizada y mejores rendimientos”, resaltó Motto. Desde Casem destacaron que la comercialización de semilla fiscalizada incluye el respaldo de un ingeniero agrónomo capacitado, quien asesora al productor agropecuario en el mejor uso de la semilla para lograr el éxito productivo.

Beneficios

¿Qué ventajas ofrece la semilla fiscalizada en comparación con la semilla no certificada? Respecto a la calidad y pureza genética, desde la entidad explicaron que la semilla fiscalizada proviene de procesos controlados y certificados que aseguran su adecuada genética para la especie y variedad. Esto maximiza su productividad.

En cuanto al rendimiento, advirtieron que son más altos. “Estas semillas han sido seleccionadas y evaluadas para adaptarse a diversas condiciones climáticas y de suelo, lo que incrementa las probabilidades de obtener cosechas más productivas”, precisó Motto.

Sobre sanidad se explicó que están libres de enfermedades, plagas o contaminantes que puedan afectar el cultivo, reduciendo la necesidad de tratamientos fitosanitarios adicionales, lo que disminuye costos y mejora la sostenibilidad.

Al hablar de trazabilidad se mencionó que al ser certificadas se puede rastrear su origen y obtener información detallada sobre su producción. “Esto proporciona confianza al agricultor y facilita el cumplimiento de las normativas agrícolas”, resaltó el gerente de Casem.

Optimización

Además, se indicó que las semillas fiscalizadas están desarrolladas con tecnologías modernas, como resistencia a herbicidas o tolerancia a condiciones adversas, lo que optimiza el manejo del cultivo. “Aunque pueda parecer que su costo es algo superior al de las semillas no certificadas, la inversión se recupera generalmente mediante mayores rendimientos, mejor calidad del producto final y ahorro en insumos. Es una herramienta clave para una agricultura competitiva y sostenible”, advierten desde Casem.

En rigor, desde la entidad también destacaron que el rol del Instituto Nacional de Semillas (Inase) es esencial para asegurar la calidad, legalidad y sostenibilidad en el uso de semillas en Argentina. “Su labor tiene un impacto directo en la productividad y competitividad del sector agropecuario”, apuntaron.

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