Para la ingeniera agrónoma Ángela Villademoros (MAT 82-2-0434), destacada profesional especializada de la arboricultura, es una especialización que requiere compromiso y estudio.
La ingeniera agrónoma Ángela Villademoros siempre tiene tiempo para hablar sobre árboles. Con pasión y precisión, en el cruce justo entre el conocimiento académico y la experiencia práctica, la profesional desgrana conceptos y vivencias en torno a su desarrollo laboral en diferentes ámbitos, siempre con el árbol como sujeto prioritario. En esta charla con Agrovisión, Villademoros repasa la importancia de la expertise profesional de los ingenieros agrónomos en la gestión del arbolado, así como el rol y la importancia de los árboles en las ciudades.
Hace poco participaste un congreso importante sobre arboricultura, ¿cómo fue esa experiencia?
Este año se realizó en Córdoba el séptimo Congreso Nacional de Arboricultura y Bosques Urbanos, un concepto interesante que comprende no sólo al arbolado de vereda y a los árboles de los espacios verdes públicos, sino también a aquellos que están en los espacios privados, entendiendo que todos contribuyen a la mejora del ambiente gracias a sus servicios ecosistémicos. Si bien la arboricultura está centrada en el estudio del árbol, cuando se habla de bosques urbanos está más referido a la gestión del arbolado en ciudades y municipios.
¿Por qué es importante para los profesionales participar de este tipo de encuentros?
Congresos como estos son importantes porque congregan a quienes tenemos alguna vinculación en relación a estos temas. Fueron muchos representantes de la provincia de Santa Fe, muchos de ellos ingenieros agrónomos matriculados, la provincia siempre tiene representación en esos congresos entre participantes y disertantes. Es lindo rescatar eso, es muy valorable. Además, una de las mesas trató sobre el rol de los colegios profesionales, con muchos representantes de la ciudad de Córdoba. Hay que recordar que, en cuestiones de arbolado, se cruzan muchas profesionales, en la gestión, sobre todo. Para ocuparse de un árbol situado en una vereda hace falta que se crucen muchos saberes. Yo tuve la suerte de ir al congreso en representación del Ciasfe.
¿Cuál es el papel de los profesionales de la agronomía en la gestión del arbolado?
Es muy importante que rescatemos la importancia que tiene nuestra profesión en todo esto, que por otra parte está amparado por la propia Ley de Arbolado, la 13.836, que detalla las incumbencias profesionales que tenemos tanto los ingenieros agrónomos como los forestales. Es importante tenerlo en cuenta para que haya mas colegas que se capaciten en este tema y participen en este tipo de eventos. Durante la carrera tenemos las materias de base, y a partir de eso con capacitación extra y compromiso y responsabilidad, podemos interdisciplinariamente trabajar para tener una muy buena gestión del arbolado.
¿Es un momento clave para poder trabajar sobre gestión de arbolado urbano?
Es importantísimo en estos momentos, en los que el clima global está dándonos tantas sorpresas, como precipitaciones más intensas. Sabemos, por ejemplo, las funciones que cumple el arbolado en la mitigación de inundaciones, ya que la copa de los árboles frena la velocidad del agua, la disminuye y hace que llegue al suelo con menos fuerza, que la escorrentía sea menor y que así se colapsen menos las bocas de tormenta. El arbolado también es clave para el control de las velocidades de los vientos, por eso la existencia desde hace mucho tiempo de las cortinas forestales. Otro tema fundamental es la poda: los últimos estudios sobre la aerodinamia de los árboles señalan la importancia de mantener lo más compacto posible el follaje, ya que la función de las ramillas y de las hojas es -cuando el viento sopla con intensidad- que se disipe su energía. Cuando el follaje no está presente, el impacto es mucho mayor, por eso levantar mucho la altura libre de ramas y dejar la carga en la punta del árbol es contraproducente.
Un buen manejo del arbolado ayuda a mantener las áreas urbanas más saludables…
El manejo del arbolado es clave por la enorme cantidad de beneficios que nos pueden brindar, que van desde la sombra a la absorción de rayos ultravioletas, pasando por su papel para reducir el impacto de la contaminación y su aporte a la salud mental. Este último aspecto se estudió mucho durante la pandemia, y a partir de allí surgió la regla 3/30/300: se descubrió que, durante ese tiempo, las personas que estaban encerradas pero que podían ver arboles estuvieron mejor. El hecho de ver al menos 3 árboles, tener una cobertura del 30% de área folear y vivir a 300 metros de un espacio verde, ayudó y ayuda al bienestar mental y físico. Todo esto entra en relación con los llamados corredores verdes: más allá de que no vivamos cerca de un espacio verde, poder acceder a ese tipo de espacios por calles arboladas es clave. Siempre se eligen las calles con sombra para caminar o pasear, son más bellas, más frescas, hace que la caminata sea más agradable y en verano incluso vivible o tolerable. Todo esto se comenzó a percibir más claramente a partir de la pandemia.
¿Qué particularidad tiene la formación de los ingenieros agrónomos en relación a la gestión del arbolado?
El ingeniero agrónomo tiene una muy buena formación de base, que con una especialización y además una buena interacción con otras profesiones puede complementarse muy bien. La formación de los agrónomos en relación a los suelos es algo fundamental, no es lo mismo la cuenca del Ludueña que la zona del norte provincial o Melincué, los suelos son diferentes. También en relación a la gestión del agua, en botánica, en fisiología vegetal, en entomología, o en aplicación de fitosanitarios si aparecen enfermedades o plagas. Somos los únicos formados para eso de manera correcta, hay cuestiones muy finitas que no pueden abarcar otras profesiones.
¿La gestión del arbolado puede ser una buena oportunidad laboral para los ingenieros agrónomos?
Por suerte existen muchas oportunidades en diferentes áreas para los ingenieros agrónomos, ya sea en ventas o en la producción. Arbolado, como todo, es algo que requiere complementos y especializaciones. Siempre hay que seguir estudiando y profesionalizándose, las carreras dan una base, pero luego hay que profundizar, es una responsabilidad laboral. Dicho esto, dedicarse a los árboles es una linda ventana de trabajo para los profesionales, hay mucha gente joven en esto, también en la comisión del colegio, gente interesada en sumarse y participar. Es un tema apasionante pero no es fácil, en ningún lugar del mundo, el árbol es un paciente que no explica qué le pasa, es muy difícil y hay que saber interpretar muy bien las señales a través de un conocimiento profundo. No se termina nunca de aprender.