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Vinos santafesinos: una apuesta novedosa que abre nuevos caminos profesionales

La ingeniera agrónoma Griselda Quintero impulsa el crecimiento de la actividad y le pone fichas a la producción vitivinícola regional.

No solo de soja, maíz y trigo está hecho el paisaje productivo santafesino. Con mucho entusiasmo y de la mano de tecnologías e información adecuadas a las particularidades geográficas de la región, la ingeniera agrónoma Griselda Quintero (MAT 82 40 330) -recibida en la facultad de Agrarias de Zavalla y especializada en todo lo relativo al mundo del vino- apuesta a que la provincia pueda tener su propia identidad vitivinícola y eso sirva, además, como una nueva ventana laboral para los profesionales de la agronomía a nivel regional. “Creo que es una actividad que va a crecer y que la pata del enoturismo puede ser lo más interesante. Intentemos encontrarnos con un vino de Santa Fe sin prejuicios respecto al clima o a la zona, estamos hablando de un vino seguramente más frutado, fresco y fácil de tomar. Para eso vamos a precisar profesionales formados”, dijo Quintero, que también es la actual presidenta de la Asociación Rosarina de Sommeliers.

¿Cómo ha sido su recorrido profesional hasta llegar a especializarse en vinos, en una zona del país donde no parece lo más habitual?

Estudié en Zavalla y apenas me recibí me fui a trabajar a Cargill en Venado, era una época de mucho trabajo, en el año 2005, en pleno boom de commodities. Trabajé un año pero me dije que no era lo extensivo lo que más me gustaba. Poco después con una amiga, ya de vuelta en Rosario, pusimos un vivero de ornamentales que tuvimos durante 10 años. En el medio fui mamá y durante un tiempo tuve que parar de trabajar porque era demasiada la carga personal. En ese impasse empecé a ir a catas, era algo que me gustaba. Me di cuenta que era un mundo super interesante y siempre hacía muchas preguntas, hasta que alguien me dijo que yo tenía una base interesante de conocimientos gracias a la agronomía y al vivero y bueno, me lancé.

¿Así fue que comenzaste a especializarte en el vino?

Exacto. Primero hice la carrera de sommelierie en Rosario. Después me entere que en Victoria hay una tecnicatura de enología, que en ese entonces tenía que cursarse de forma permanente. Como no podía pedí un permiso para hacer materias sueltas, como si fuera una capacitación. Post pandemia pude dar mis materias de agronomía como equivalencia y me terminé recibiendo, así que soy técnica enóloga.

Al mismo tiempo te formaste como sommelier

Es algo que me apasiona. Conocí la Asociación Rosarina de la cual soy la presidenta desde hace dos años. También entré en contacto con la Asociación Santafesina de Viticultores, luego me entero de un curso en Agrarias y allí entré en contacto con el Colegio. La idea es que el Colegio pueda, junto con la Asociación, hacer alguna capacitación a los ingenieros agrónomos para que en el futuro se pueda trabajar dentro del sector en la provincia.

¿Dónde está parada hoy la provincia de Santa Fe en relación a la producción de vino?

Todavía vino casi no hay, recién se está empezando a cultivar, a plantar las vides. Falta mucha información todavía dentro de la carrera y de los ámbitos de capacitación de los ingenieros agrónomos. Para empezar, es importante pensar que en Santa fe se trata de un tipo de cultivo muy distinto a los que estamos acostumbrados: no es un cultivo anual y dentro de lo intensivo es un cultivo mucho más complejo, una planta puede durar entre 50 y 80 años produciendo años produciendo uvas, es algo muy diferente a lo que estamos acostumbrando.

Hay que poder pensar todo de otra manera, cambiar el chip…

Muchos potenciales productores están pensando en una producción volcada hacia el enoturismo, alguna actividad que pueda ser complementaria o que vaya por el lado del turismo rural. Es necesario buscar esa otra pata, es una posibilidad interesante, es importante tener amplitud a la hora de pensar tanto desde la producción como desde los oficios asociados, como el de sommelier o asesor técnico.

Se trata de romper el molde de lo conocido…

Hay un trabajo previo que es el de explicar y contar que se puede hacer vino en Santa Fe. Incluso dentro de la facultad se hizo una plantación este año, eso es romper con las estructuras de siempre. Se puede, lo que tenemos que entender es que se puede hacer vino y que va a ser otro vino, como ya lo hacen Córdoba o Entre Ríos.

¿Santa Fe puede tener buenos vinos?

Primero, definamos qué es un buen vino. ¿Qué características tiene que tener? A nivel degustación, tenemos una bajada histórica relacionada con la cultura del vino cuyano, por eso a nivel percepción acá va a ser distinto. Pero un buen vino es un vino que tiene las características propias de su región. No serán iguales a los vinos de cuyo, pero si le ponemos tecnología y conocimiento podemos ir hacia nuestro propio sabor. Por ahora estamos en el comienzo, recién estamos empezando a pensar en plantar y se precisan años para que esas plantas crezcan y que se empiece a producir.

Es un proceso largo…

Recién estamos en los primeros encuentros para empezar a pensar qué se puede plantar, a medida que se vaya avanzando habrá otra parte enológica de pensar en cómo hacer el vino y que tipo de tecnologías se pueden aplicar. En todo este proceso, tener ingenieros agrónomos que puedan y sepan asesorar a un productor es muy importante. No es lo mismo estar en cuyo que estar en Santa Fe, los varietales y el tipo de uva a elegir no será la misma, ni tampoco la forma en la que se planta. Son todas cuestiones que, si no se encaran bien desde el vamos, pueden generar tiempo perdido. Por eso la idea es arrancar con una buena base.

Va a ser clave la especialización, una vez más

Hay que capacitarse dentro de lo que es cada región y sus particularidades. No me imagino a un ingeniero agrónomo que asesora en soja, trigo y maíz dedicarse también a tres hectáreas de viña, en principio deberían ser profesionales diferentes, es muy importante especializarse. Los ingenieros agrónomos no podemos saber todo, aunque la carrera sea muy amplia. Hay que formarse luego, también. Nuestra provincia es muy grande y diversa y los pocos productores que hay están bastante repartidos, no hay un núcleo claro. Son muy pocas las hectáreas dedicadas a esta actividad, que no tiene nada que ver con los números de las extensivas. Acá, con muy poco suelo se puede hacer una producción interesante.

Transmitís un gran optimismo respecto a las posibilidades de la vitivinicultura en Santa Fe…

Creo que esto va a crecer y que la pata del enoturismo puede ser lo más interesante. Intentemos encontrarnos con un vino de Santa Fe sin prejuicios respecto al clima o a la zona, estamos hablando de un vino seguramente más frutado, fresco y fácil de tomar, no de un vino untuoso o complejo. Pensemos en un producto más bien frutado para un mediodía, más acorde a una nueva mirada del vino de la gente joven, donde lo que se busca en una copa es disfrutar del momento con vinos frutados y frescos que no impliquen demasiada tensión. Eso es lo que se busca, incluso vinos con menos alcohol, es la tendencia que va llegando. Ya no se busca el vino estructurado, sino algo más fresco, más amable. Dentro de nuestra zona y clima, con las variedades que podemos plantar eso se puede logar, coindice con un gusto que va apareciendo.

¿Pensás que es un buen rubro para los profesionales de la agronomía?

Claro que si, yo ahora soy la presidenta de la Asociación Rosarina de Sommelierie y es muy importante trabajar en conjunto con el Colegio y la Asociación Santafesina de Vinicultura. La unión de estas entidades, también con los gobiernos y la facultad, todo ayuda a que crezca el sector y pueda ser lugar de crecimiento profesional.

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