La facultad de Agrarias de la UNR convocó a estudiantes, docentes y graduados a repensar la currícula académica.
Convocar, escuchar y aprender para poder cambiar. Sobre esas premisas se viene construyendo un proyecto para repensar el plan de estudios de la ingeniería agronómica en la Universidad Nacional de Rosario, construido a partir de la idea de abrir el debate a todos los actores involucrados (estudiantes, docentes y graduados) para llegar al año próximo con una nueva propuesta aggiornada a estos tiempos en las cuáles el futuro profesional se sienta mejor preparado para enfrentar el mundo del trabajo y sus múltiples desafíos.
La construcción de un mejor perfil profesional, el papel de los ingenieros agrónomos en un sector atravesado por desarrollos tecnológicos muy veloces, la nueva realidad que impone el cambio climático y las relaciones con otros actores como el Estado, las empresas y otras organizaciones aparecen en el menú del debate. La duración de la carrera, así como la tensión entre una formación generalista u otra más especializada, también son parte de esta gran discusión.
Escucha y participación
Desde la dirección de la carrera se viene trabajando en la necesidad de una actualización del plan de estudios de ingeniería agronómica, que data del año 2000 y ya tiene ya 23 años. En marzo del año próximo debe presentarse una nueva acreditación de la carrera, y el objetivo de las actuales autoridades es trabajar en propuestas que abonen a una futura modificación del plan de estudios.
Para eso, desde hace meses se trabaja en diferentes instancias con docentes, estudiantes y graduados a través de herramientas como encuestas virtuales que permiten relevar las carencias identificadas en el plan de estudios, para luego ir a un formato de taller sobre esas experiencias, para convertirlas en propuestas concretas.
¿Qué no puede faltar en un próximo plan de estudios? Según explicó Pablo García Giménez, actual secretario de Extensión de la facultad, un tema que aparece en agenda en la reducción de la duración total de las carreras bajo la forma de un “sinceramiento” de un plan que propone cinco años de estudio pero que después al estudiante “le lleva 9 o 10”. “Eso no puede seguir pasando, o estamos dando dos veces los mismos temas o son demasiados temas, que quizá puedan seguir en una formación post graduación”. Otro punto importante tiene que ver con modelos de producción alternativos basados en criterios de sustentabilidad que deben ser incorporados de forma transversal a la carrera. “Hay conceptos ya instalados como el cambio climático que van a condicionar la vida profesional de los graduados del futuro, por eso la idea es tener mejores herramientas para esa adaptación continua”.
Para Pablo Palazzesi, ingeniero agrónomo (MAT 82-2-0494) y decano de la facultad de Ciencias Agrarias de la UNR, todo esto también significa que los docentes “deberán pensar un cambio de estructura y en la evaluación”. “Creo que se vienen cambios grandes y hay que pensarlo desde adentro de la carrera también”, dijo.
Una nueva realidad
Palazzesi aseguró estar “muy orgulloso” por el proceso participativo abierto para delinear una nueva currícula de estudios: “la facultad forma parte de la educación pública y como tal esperamos que todos regresen a diario a esta casa a pensar entre todos el nuevo perfil profesional”, dijo durante el encuentro que se hizo con los graduados en la sede de Zavalla.
“Es el espíritu de esta facultad, tener en cuenta la historia del agro. Ya tuvimos la vieja revolución verde, luego la siembra directa y ahora estamos en un período marcado por la biotecnología y los bioinsumos. La tecnología cambia muy rápido y hoy está todo digitalizado, es hiperespectral, no hace falta ni ir al campo para saber si hay una plaga. La tecnología nos está atravesando y con eso muchos otros aspectos también
Por su parte Santiago Dearma, vicedecano de esa casa de estudios, agregó que es necesario “cambiar un poco la imagen del profesional”. “En los debates surge la necesidad de adaptarnos a los desafíos actuales que tienen que ver, por ejemplo, con el cuidado del ambiente y el cambio climático. Hay que pensar al profesional como un actor social en esos cambios y no ser ajenos a eso, porque hoy la producción se piensa de una forma mucho mas amigable con el ambiente”, agregó.
Formación e incumbencias
Pablo García Giménez explicó que se busca reflexionar sobre las incumbencias de los ingenieros agrónomos, la articulación con los diferentes niveles del Estado y lo que el mercado necesita y demanda. “Estamos formando profesionales que se van a desempeñar en un mercado laboral, de allí la idea de escuchar cuales son las carencias, que falta y cómo se puede incorporar eso al plan de estudios. En las encuestas preguntamos las fortalezas del plan también, las que sirven mucho, para poder mantenerlas. Nos parece importante hacer dialogar las ideas y saber qué pretenden los graduados, los docentes y los estudiantes”, señaló.
En opinión del Decano, es clave lograr una formación continua: “el plan de estudios crea un ingeniero agrónomo más bien generalista, no especializado en todo, entonces tiene que haber una formación continua del graduado y ahí tiene que estar la presencia de la facultad”.