La ingeniera agrónoma Florencia Poeta (Mat 82-2-1756), analista de la Bolsa de Comercio de Rosario, advirtió que con una buena cantidad de agua en los perfiles la siembra de trigo podría ser récord.
El clima no da tregua en la región núcleo y con el escenario más seco de los últimos 15 años las estimaciones apuntan a que la siembra de trigo caería. Sin embargo, aún no se pierden las esperanzas de que algunas lluvias en los que resta de mayo puedan renovar las expectativas de siembra para el nuevo ciclo. En este marco los ingenieros agrónomos trabajan junto a los productores agropecuarios para definir los planteos.
Desde la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) explicaron que la campaña arranca con un escenario mucho más seco que el de mayo de 2009. La falta de agua en la región es una gran preocupación ya que no están dadas las condiciones para sembrar, aunque las últimas lluvias algo ayudaron. “Para hacer trigo es insuficiente, pero tras el agua, la caída en las intenciones de siembra que estaban en torno de una caída del 50% hace una semana, pasan a estar ahora en un 25% de reducción”, advirtieron desde la entidad y destacaron que “los productores se volvieron a entusiasmar” ya que “están muy necesitados y el trigo generaría un ingreso puente hasta la próxima cosecha gruesa”.
La ingeniera agrónoma Florencia Poeta, analista de Bolsa (Mat 82-2-1756), repasó cómo está finalizando la campaña 2022/23 para luego analizar lo que se viene. “No es ninguna novedad que la campaña gruesa está terminando muy mal. Fue una campaña inédita desde el punto de vista de pérdidas a nivel de producción y también de hectáreas sembradas. Se perdió mucho por la sequía, el estrés térmico, también ya sean cultivos de fina pasada como en la gruesa por efecto de las heladas tempranas y tardías. Vamos terminando como la peor producción lejos en los últimos 15 años en maíz, soja y en trigo también. Tenemos una producción muy baja este año”, indicó.
La doctora en ciencias agrarias reconoció que “la zona más afectada del país por la sequía, pero en particular la zona de producción más afectada fue la zona central del país, la zona núcleo” por eso explicó que desde GEA realizaron un nuevo recorte de producción en zonas núcleo. “Vamos a terminar con un 20% de lo que esperamos producir en inicio de campaña”. resaltó.
Un escenario inédito
Un sin número de eventos meteorológicos negativos el año pasado, que detonaron la producción fina y gruesa, se convirtieron en un “fenómeno inédito” que llevó a que los tres cultivos estuvieran afectados de manera muy significativa. “El trigo, el principal cultivo de fina, maíz y soja que generalmente siempre cuando a uno le va mal el otro compensa, pero no fue así. Ahora de cara a la nueva campaña fina todos esperábamos que este panorama de sequía se revirtiera”, indicó.
Poeta recordó que en la zona central es clave recargar perfiles para la siembra fina durante el otoño: marzo, abril y mayo y explicó la particular situación de estos meses en este 2023. “Específicamente, marzo y abril son los meses más importantes de recarga, mayo ya va mermando un poco la probabilidad de poder tener milímetros abundantes, caen a la mitad, pero también es importante. ¿Qué pasó? En marzo tuvimos una buena recarga, en general en gran parte se alcanzaron las medias estadísticas, pero en abril fue muy malo. Muchos lugares terminaron con un 10% de la media, en general podemos decir que terminamos con un 30% cuando necesitamos valores de lluvia en la media o por encima porque venimos con un déficit, un arrastre de déficit hídrico muy importante. Otro año a lo mejor no nos preocuparíamos o sería algo más fácil de corregir”, relató.
En ese sentido, la analista de GEA explicó que hoy se está frente a una etapa de neutralidad. “Los fenómenos regionales son los que están fallando. Tenemos un centro de alta presión que está impidiendo que se materialicen las lluvias y estamos lidiando con esto. Tenemos los perfiles muy descargados, las reservas hídricas son peor que el año pasado a inicio de campaña fina. Debido a eso es que las intenciones de la siembra fina están cayendo. Si tuviéramos buena cantidad de agua en los perfiles sería récord, porque el productor requiere y necesita sembrar para poder hacerse de pesos en el medio de todo el ciclo agrícola, porque quedó muy mal la campaña pasada. Ya es una necesidad real financiera y a su vez para cumplir la rotación que desde el punto de vista agronómico es muy importante y el productor mientras puede trata de incorporar gramíneas en la rotación”, reseñó Poeta.
Panorama regional
Sobre las últimas precipitaciones la analista dijo que “fueron lluvias mejores a las esperadas, el máximo 50 milímetros, de 30 a 50, de 20 a 50, y eso reactivó el entusiasmo y la intención del productor, pero todavía esos milímetros no alcanzan para poder tener una siembra segura en esta zona”. La región es diferente a como funciona el trigo, por ejemplo, del sudeste de Buenos Aires que en la etapa invernal tiene probabilidades de contar con más lluvia. “En esta zona que el invierno es seco necesitamos contar con una muy buena recarga de inicio de campaña de la fina para que el cultivo se independice de la lluvia. Hay una alta correlación del agua a inicio de campaña con el rendimiento final del cultivo de trigo en particular porque no tenemos lluvia después durante el invierno. Esto no está pasando. Tenemos solos con un 20/30 por ciento de agua cuando necesitamos al menos 60% de agua útil en el suelo para tener esa certeza o esa siembra segura de trigo”, señaló al tiempo que recordó que hace 15 días se planteó una merma de un 50% en la intención de siembra de trigo y dijo que “todo depende de la lluvia porque hoy no hay condiciones para sembrar”.
Para Poeta ese pequeño margen que existe mientras termina mayo puedes llegar a acomodar el escenario de alguna forma y que las perspectivas de siembra mejoren. “Puntualmente en los lugares como Rosario que casi alcanzó la media estadística de mayo, probablemente si se produce algún otro fenómeno disruptivo a escala regional podría llegar a acercarse a valores cercanos a los requeridos. Sin embargo, siempre hablando del metro de profundidad, está muy seco a los 2 metros, seguimos necesitamos 100 milímetros más o menos”, reseño.
Los consultores climáticos que son consultados por la GEA advierten que aún hay una mínima probabilidad dentro de la serie histórica de datos de que entre un 10 a un 20% de que las lluvias de mayo puedan triplicar las medidas estadísticas. No obstante, Poeta señaló que “la mayor probabilidad es que no pase, la probabilidad es mínima y ahí está el grave problema”.
“Deberíamos pasar todo este periodo, después a partir de primavera-verano hay altas probabilidades de un Niño, el calentamiento en el Pacífico se está dando. En nuestra zona el efecto de estos forzantes a escala global, ya sea Niño o Niña, el efecto sobre la lluvia se va a dar a partir de primavera-verano, particularmente verano, no en invierno. En invierno estos forzantes no tienen influencia. Por eso esperamos que el panorama se revierta a partir de la siembra de gruesa”, vaticinó la analista.
Práctica agronómica
Mientras tanto, en el marco de la campaña fina Poeta recomendó -hablando en punto de vista estrictamente agronómico- que lo fundamental es ver cuánta agua tiene el perfil a través de análisis de agua útil. “Hay estudios que dicen que a partir de un 60 por ciento de agua útil en el perfil a los 2 metros de profundidad la probabilidad de que el cultivo experimente un estrés hídrico durante el ciclo es mínimo, por lo cual el efecto sobre el rendimiento final sería mínimo. Desde el punto de vista totalmente teórico y profesional esa sería la primera recomendación. Segundo, mantener un buen control de malezas, ya que ahí tendríamos pérdidas también de agua, a través del consumo de las malezas”, precisó.
También indicó que muchos productores agropecuarios que tienen agua limitada lo que están optando -al no tener el nivel de agua óptimo- es hacer un cultivo de cobertura. “A partir de un trigo, por ejemplo, se puede llegar especular para grano, pero la idea sería a fin de agosto evaluar cómo viene la evolución de ese cultivo y en función de cómo venga definir si se fertiliza y va a cultivo para grano o se corta el ciclo y se lo se lo utiliza para cultivo de cobertura. El cultivo de cobertura tiene muchos beneficios del punto de vista de la situación física del suelo como también de la dinámica del agua en el sistema. Es algo a largo plazo, pero siempre es beneficioso. Hay que evaluarlo bien, pero como este año la intención es sembrar trigo, lo que están proponiendo los agrónomos es eso. Si el agua es limitante comenzar con cultivo con muy baja tecnología y después evaluar más adelante en el ciclo”, destacó Poeta al tiempo que mencionó que la fecha límite definir la siembra de trigo con destino grano es hasta mediado de julio, pero indicó que tomando en cuenta las muy bajas probabilidad de que se produzcan lluvias de consideración durante este periodo “lo que pase hasta los primeros días de junio va a definir si se va a poder sembrar o no”.