El desafío de los profesionales de ser creativos e innovadores y aprender continuamente y sobre todo aprender para colaborar entre sí. Capacitación para lograr intensificación y sostenibilidad.
La actividad agropecuaria está atravesada por muchos agroecosistemas y comprender su dinámica implica una actualización permanente. Ya no se trata solamente de conocer cómo realizar la aplicación de un insumo, sino de analizar todas las implicancias que podrá tener en su entorno. Y ya no es cuestión de saber cómo pasar el arado en el lote sino de interpretar a las máquinas que vienen integradas con alta tecnología, que generarán cientos de datos y cómo con su análisis se podrá mejorar la tarea llevada a cabo. La colaboración y la innovación van de la mano y se convierten en la bandera de los jóvenes -y no tanto- del campo, advierten referentes académicos.
Producir más, porque el mundo crece y con mayor calidad es el desafío y la Argentina es claramente proveedor de esa mayor demanda global. Todo desacoplándolo del impacto ambiental. En el camino para poder encontrar soluciones, el ingeniero agrónomo Alfredo Cirilo (CPIA 10179-01-01), coordinador Nacional de la Red de Ecofisología Vegetal del Inta, advierte que encarar este camino ya no es tarea de uno solo sino que “se necesita una virtuosa articulación entre actores, visiones, disciplinas y la clave es la innovación”.
Tras años sin mirar demasiado la forma de producción hoy se hace presente con gran fuerza la necesidad de cambios, porque el suelo lo demanda y porque la sociedad y los consumidores también buscan otras formas de producción a la hora de comprar, y es ahí cuando el conocimiento y la innovación cala con fuerza.
“Intentamos meternos en el desafío que es manejar los sistemas de producción agropecuaria, ya no enfocados desde la provisión de grano, fibra o lo que fuera que muchas veces simplifica los sistemas reduciendo la diversidad y nos ha llevado a algunos desbalances. Tenemos complicación por haber encarado un sistema de producción muy simplificado en los últimos años, con tendencias al monocultivo. Hoy hay una demanda social cada vez más creciente, una mirada sobre el sector agropecuario, de la sociedad, y a su vez de las instituciones de ciencia y tecnología y asociaciones de productores de cómo se están gestionando y usando los recursos”, detalló Cirilo.
Sistemas complejos
Además, el profesional apuntó que a todo se suma “un tsunami de información, el incremento de la digitalización, el acceso a la información, la Big Data, toda una revolución que demanda fortalecer las redes de intercambio, de conocimiento”.
“Ya no podemos ser enciclopedistas, querer abarcar todo uno solo, sino que hay una diversidad de especialidades, de disciplinas. Es fundamental un modelo interactivo de innovación en donde todas las miradas, los actores, estén presentes: la investigación más desarrollo más innovación, desde los organismos, academia, ciencia y tecnología y además, las productores agropecuarios que son fundamentales porque son los que tienen el saber ancestral de la tierra que vienen trayendo de sus padres, abuelos”, relató el doctor en Ciencias Agrarias que desempeña su actividad en la Estación Experimental Agropecuaria Pergamino de Inta.
Para Cirilo la clave es la innovación y destacó que es “impredecible” y a su vez “exponencial” por la gran cantidad de fuentes de información en la actualidad que multiplican todo.
“Son los jóvenes los que van a tener que afrontar este gran desafío en las décadas que vienen. Tienen que ser creativos e innovadores y aprender continuamente y sobre todo aprender para colaborar entre sí. La educación es fundamental, la educación tradicional de matemáticas, lenguajes, ciencias y demás es fundamental para la prosperidad individual, pero es necesario cambiar una educación que en algunos ámbitos se promueve, pero habría que seguir empujando: enseñar educación en cuanto a colaboración, empatía, diálogo, respeto, para una prosperidad colectiva, una inteligencia colectiva”, destacó Cirilo y a su vez mencionó que se necesita “solidez disciplinaria para este modelo interactivo de innovación” ya que “la ciencia no decide cómo producir, sino que eso lo dirime la sociedad, que vaya buscando que aporte bases sólidas para la discusión y no descartar nada de antemano, ninguna tecnología de antemano y tampoco abrazarla ciegamente por cuestiones emocionales”. En ese sentido, apuntó que habría que transitar “la Gran Avenida del medio entre el ambientalismo extremo y el tecnocentrismo extremo, la tecnología no es neutra y tenemos que evitar las dicotomías estériles, las grietas”.
Para el coordinador Nacional de la Red de Ecofisología Vegetal de Inta “es posible desacoplar producción del impacto ambiental”, trabajar para lograr intensificación y sostenibilidad. “Son compatibles, hay distintos caminos que tienden a la convergencia, no hay porque descartar uno u otro y es fundamental el conocimiento, rigor científico y solidez de argumentaciones. El rol de las asociaciones de profesionales del campo, el rol del sector académico científico es fundamental. De manera que la colaboración y la innovación van de la mano y deben ser la bandera que viene de los de los jóvenes del campo”, subrayó Cirilo para quien todo debe conjugarse con una sólida estructura científica tecnológica a nivel personal, a nivel de organizacional y a nivel nacional con extensión y transferencia sólidas, políticas de incentivos, regulaciones adecuadas que puedan ser aplicadas, respetadas y controladas, de inversiones en infraestructura, en infraestructura de conexión digital y monitoreo ambiental permanente.
Construir equipos
Aunque “hay mucho por hacer” y “la tarea es complicada”, el ingeniero agrónomo consideró que “es posible sobre todo si se encara con un modelo interactivo para escuchar a las distintas visiones, los distintos actores, las distintas disciplinas”.
También apuntó que es estratégico “constituir equipos que se arman y se desarman en función de las necesidades de la problemática o a la oportunidad a resolver o aprovechar”. Así, interactuando interdisciplinariamente “se genera la famosa transdisciplina en donde esa interacción genera algo más que lo que cada una de ellas por separado habría podido dar”. La clave es lo multi, inter y transdisciplinario.
En este trabajo colaborativo, Cirilo destacó la puerta que impulsó la pandemia con la expansión de las plataformas virtuales. “La pandemia nos abrió un mundo de herramientas, podemos colaborar con cualquier colega que esté en cualquier lado del mundo. Nos abrió una ventana enorme que ya no vamos a cerrar. Es fundamental la formación de los profesionales actuales y futuros con esta mirada sistémica y holística, con enfoques transdisciplinarios y a su vez que se metan de lleno en las agendas públicas de investigación, desarrollo e innovación del sistema agroalimentario bio industrial”, subrayó.
El paso por las universidades
El ingeniero agrónomo Fernando Vilella (CPIA 09006-01-01), profesor de la cátedra de agronegocios y director del programa de bioeconomía en la Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires (UBA), analizó los cambios que sucedieron. “Se suponía que se pasaba por la universidad una vez en la vida, en una carrera larga. Esto cambió fundamentalmente porque la velocidad de recambio del conocimiento es tan alta que cada X tiempo hoy tenemos que capacitarnos y actualizarnos en temas conceptuales y estar al día en los temas técnicos. Esto forma parte de una realidad del ejercicio profesional, totalmente distinto de otros momentos históricos”, enfatizó.
Para el caso específico de las profesiones vinculadas al agro, indicó que se utilizan los dos saberes que más están creciendo en el siglo XXI. “El siglo pasado fue de la química y la física, este siglo es el de la biología y el de los sistemas informáticos, las tics, y ambas dos cosas se unen en los sistemas productivos, los sistemas biológicos, en la biotecnología, en la bioeconomía. El conocimiento exige una actualización permanente”, detalló.
El ex presidente del Consejo Profesional de Ingeniería Agronómica (Cpia) destacó que “hay un recambio del conocimiento cada vez mayor” y también señaló la preponderancia actual de aspectos que antes estaban presentes en la formación pero que “hoy son ineludibles” como es la cuestión del cuidado ambiental, la necesidad de producir más con menos.
“Estamos en un desafío y necesariamente va hacer que una tecnología sea mucho más eficiente y eficaz para no solamente producir más para una población creciente que además crece en la complejidad en su demanda sino también hacerlo con menos recursos, menos tierra, menos agroquímicos, etcétera. Ese desafío es un desafío creciente y exige necesariamente una velocidad de capacitación importante. Hoy te aggiornás en el tema que esté manejando y en dos o tres años tenés que volver a revisar muchas de las cosas que estás haciendo porque ya todo cambió. La rapidez es un tema inherente al momento, y esa rapidez cambia cosas Importantes, no detalles. Solamente con una capacitación permanente podés resolverlas”, resaltó Vilella.
Para el profesor de la UBA el conocimiento es el camino para poder responder a cuestiones cada vez más complejas”. Antes -dijo- eran situaciones que se resolvían quizás desde un enfoque, hoy en cambio es diferente. “Cada vez que se mira cómo funciona una cosechadora moderna no es solamente es un tema de corte y trilla como veíamos nosotros, sino que un conjunto de sensores que van midiendo distintas cosas en la máquina que están haciendo un mapa de rendimiento y para hacerlo hay sensores que se comunican con satélites que hacen un GPS, te generan un mapa, todos estos son programas que al año siguiente al usar la sembradora vas cambiando el diseño de densidades de siembra, la cantidad de fertilizantes, agroquímicos, etcétera. Toda esa complejidad está muy lejos de lo que a mí me tocó ver en el aula, yo vi de mecánica lo que tenía que ver con el arado y la leva que se rebatía y hoy no hay ni arado”, detalló al tiempo que destacó que “hoy todo es dinámico y el conocimiento requiere trabajos en equipo con una visión multidisciplinar”.
En este nuevo mundo el camino es la permanente capacitación, el permanente estar al día con todo lo que se va innovando. La necesidad de estar actualizado constantemente, podría darse también participando de actividades que pueden ser académicas o en un congreso de primer nivel como los de Aapresid o CREA o de alguna otra organización, los propios colegios profesionales. “Son alternativas que permiten ir avanzando, además hay mucho material que puede encontrar en plataformas on line”, resaltó Vilella y aunque reconoció que lo presencial tiene su encanto, valoró el aprendizaje logrado durante la pandemia a través del uso de herramientas web que permitió ampliar el espectro y acercar profesionales distinguidos de las más distantes latitudes.
La virtualidad
El ingeniero agrónomo Nicolás Sanmarti (matrícula 82-2-1458), referente del área de manejo de cultivo, suelo y agua de la Estación Experimental Agropecuaria del Inta Oliveros, también valoró el rol que tomó la virtualidad y las posibilidades de capacitación que brindó durante el momento más duro de la pandemia y en la actualidad también. Además, destacó la facilidad para acceder a diferentes fuentes de información, instituciones que brindan charlas o encuentros de lo más diversas.
Si bien consideró que el amplio abanico de capacitaciones y actualizaciones profesionales siempre busca aggiornarse y ponerse en conocimiento de las últimas innovaciones, dijo que “no hay que perder las bases”.
“Muchas veces queremos estar actualizado en cuestiones de punta o de alta de tecnología de precisión y a lo mejor perdemos las bases, como puede ser algo tan simple como hacer un muestreo de suelo para ver nutrientes y agua o reconocer malezas, simplemente yendo al campo sin necesitar tecnología de punta”, destacó.
A los jóvenes profesionales los invitó a que se capaciten y destacó los cursos y charlas que se brinda desde organismos públicos como Inta o las universidades, que son gratuitos. Además, instó a los recién graduados a comenzar a trabajar, tal vez no en el trabajo de sus sueños, pero consideró que es importante animarse a ganar experiencia, ganar confianza y también conocimientos. “Es un punto de partida para empezar a buscar realmente lo que resulte más agradable para trabajar”, indicó Sanmarti.