El ingeniero electricista Pablo Bertinat, docente de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) de Rosario y coordinador del Observatorio de Energía y Sustentabilidad de la UTN, analizó el escenario argentino frente al cambio climático y la transición energética que se vive a nivel global.
El cambio climático moviliza al mundo. Durante la reciente Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 26) líderes de todo el Planeta realizaron prometedores pactos y anuncios contra el carbón, el metano y la deforestación. Los países se han comprometido a desarrollar actividades y acuerdos para combatir el cambio climático. La disminución de emisiones de gases efecto invernadero es la clave y aunque el foco está puesto en especial en los cambios que llevarán adelante las potencias más industrializadas, países como Argentina también tienen que realizar su aporte en este proceso de transición energética.
El ingeniero electricista Pablo Bertinat, docente de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) de Rosario y coordinador del Observatorio de Energía y Sustentabilidad de la UTN, analizó el lugar en el que se encuentra Argentina en materia energética, los pasos que debería seguir para “dejar los fósiles bajo tierra, que son los principales responsables de los gases de efecto invernadero, del calentamiento global y del cambio del clima” y el rol de las actividades agropecuarias en este contexto. También habló sobre el impacto que generó la pandemia y la crisis sanitaria por el Covid 19.
“La pandemia lo que hizo fue empeorar algunas situaciones como por ejemplo la pobreza a nivel global y la desigualdad energética, sucedió en el mundo, en América Latina y en Argentina también. La pandemia mostró también alguna dificultad en el desarrollo de todas las cadenas globales que nos hace pensar en cómo tener desarrollos regionales más autónomos, tratar de romper en parte el impacto de la globalización productiva y poder tener un desarrollo regional más fuerte con otras lógicas. Esto teniendo en cuenta que vamos a un mundo con menos cantidad de energía y menos cantidad de industrias fósiles, con lo cual hay que pensar en un estilo totalmente diferente”, describió Bertinat.
En ese sentido, explicó que ” la energía es un condicionante, es una restricción y va a ser cada vez más una restricción”, por lo cual advirtió que esta característica “hay que tomarla con una reflexión sobre el desarrollo, hay que pensar en eso”.
El docente de la UTN consideró que “claramente el problema energético es un problema global y civilizatorio”. Apuntó: “Estamos posiblemente en un proceso de transición energética en el cual vamos a un sendero o a un mundo en el que va a ver menos disponibilidad de energía. Porque por un lado tenemos que dejar los fósiles bajo tierra porque son los principales responsables de los gases de efecto invernadero, el calentamiento global y del cambio del clima y porque tenemos serias restricciones en la cadena de disponibilidad de minerales para los renovables. Vamos a un sendero en donde seguramente va haber menos energía disponible a nivel global en un contexto de muy grandes desigualdades en cuanto a la distribución”.
Bertinat consideró que el mundo se enfrenta a una transición que tiene retos sumamente importantes, con menor disponibilidad de recursos, con las demandas que implica mitigar el cambio climático y resolver temas como la desigualdad. “Esto implica desafíos científicos y cambios socioculturales para ver de qué manera reorganizar la sociedad con la idea de que vamos a tener menor energía disponible, en un nivel de complejidad socio ambiental que hemos alcanzado en el que cada vez se requiere más energía y estamos en un escenario de cada vez menos energía. Esto implica desafíos muy grandes en cada uno de los sectores para abordar esta problemática que tiene el calentamiento global como eje central, resaltó el miembro del Taller Ecologista de Rosario.
Frente a este escenario, destacó que habrá que “trabajar sector por sector para ver cómo adaptamos o modificamos nuestro desarrollo productivo de su función de estas restricciones”.
“No podemos tener cualquier modelo productivo, vamos a tener que pensar en un modelo productivo que pueda ser desarrollado con la disponibilidad de energía que vamos a tener a futuro. Esto implica analizar sector por sector, hay que analizar el sector industrial y lo que produce, con qué transporte, por porqué se mueven las cosas acá. Hay un impacto sobre el agro en cuanto a la distribución de las Industrias lácteas, frigoríficas. Esto tiene que ver con el desarrollo del sistema productivo y cómo hacer más eficiente el sistema”, precisó.
El coordinador del Observatorio de Energía y Sustentabilidad de la UTN sostuvo que “el tema agropecuario tiene que repensarse” ya que “hay una desconexión respecto a los insumos físicos energéticos que utiliza el sistema y los productos que genera”.
“Es un sector que cada vez utiliza más energía para producir la misma unidad de producto bruto y esto tiene que ver una modalidad de producción agropecuaria que es altamente intensiva en energía, en otras cosas también, y necesita ser revisada. Hay un punto sobre el cual trabajar y tiene que ver con cuál es la intensidad energética del sector agrícola y las alternativas que tenemos para ofrecerle a esa intensidad energética”, detalló Bertinat al tiempo que mencionó “los otros impactos del sector agrícola ganadero que dan lugar a las emisiones de gases de efecto invernadero y el cambio climático global, en Argentina las emisiones del sector ganadero son altas y también las emisiones vinculadas al cambio de uso de suelo y a la deforestación”.
Sobre el camino a seguir, Bertinat advierte que “las temáticas respecto a las emisiones no son tenidas en cuenta a la hora de definir políticas agropecuarias” y consideró que “tendría que entrar en la ecuación junto con muchas otras”.
“Como otros temas que no son de mi especialidad pero deberían ser tenidos en cuenta, como la cuestión de los nutrientes, los agroquímicos, las emisiones tienen que estar en la discusión del modelo. La variable energética habitualmente es una variable que no está incorporada porque también hay señales de precios que en muchos casos hace que no está incorporada. Estamos diciendo que en el sector agrícola la intensidad energética creció notablemente, sin embargo sigue siendo un sector rentable. Esto tiene que ver con una política de subsidios sobre una energía que no entrega señales razonables para poder ver de qué manera incorporarla como una variable. Posiblemente haya que incorporarla como variable desde otro punto de vista y no solo desde la estructura de costo, fundamentalmente por la escasez y el impacto que produce”, indicó Bertinat, para quien es fundamental analizar el tema del transporte que utiliza el sector agropecuario, por la alta demanda de combustibles líquidos.
En este punto, el especialista en materia energética expresó sus observaciones sobre el rol de los biocombustibles como opción para dejar los fósiles y no consideró preocupante la recientemente sanción de un nuevo marco para la producción de biocombustibles, que reemplaza a la ley que funciona desde hace quince años, y que establece una disminución en el corte de biodiésel con el gasoil que se comercialice dentro del territorio nacional del 10% vigente a un 5% en volumen.
“Como país no tenemos en claro cuál es el rol de los biocombustibles, en un primer momento no hay que discutir los biocombustibles. El transporte es el sector de mayor consumo de energía del país y nosotros necesitamos bajar el uso de energía del transporte, el uso de energías fósiles y necesitamos explorar si en el caso de que haya uso de energía vegetales ver qué se ha analizado con una serie de parámetros, la viabilidad en función del uso del suelo, tecnología de producción de granos y tecnología de producción de biocombustibles. Hay que analizar toda la cadena teniendo en cuenta que lo primero que hay que discutir es el transporte”, subrayó.
No obstante, Bertinat dio que si bien “posiblemente en una matriz energética deseada a futuro los biocombustibles jueguen un rol importante” manifestó que “esto no puede ser analizado en el marco de la matriz actual incongruente” sino que hay que indagar sobre porqué se mueven las cosas, a dónde se mueven las cosas y cómo se mueven las cosas”. En rigor, consideró que “hay que discutir qué necesitamos mover y cómo vamos a mover esto y vamos a necesitar una política de combustibles y de transporte que tenga que ver con qué rol va a jugar otro transporte como el transporte modal o el ferrocarril o las barcazas”. Para el especialista en energía “la cuestión no es “discutir biocombustibles sí o biocombustibles no, eso es un error, lo primero que hay que discutir es el transporte a nivel nacional”.