Profesionales de distintas provincias piden más y mejores normativas y más capacitación sobre el tema.
Desconocida para la población en general y poco considerada aún puertas adentro de la profesión, la gestión y el manejo de plagas urbanas ocupa cada vez más el interés de un grupo de ingenieros agrónomos en diferentes provincias de Argentina, donde la escasa cantidad de normativa y la falta de capacitación sobre el tema todavía son la regla.
Para paliar ese déficit tanto a nivel formativo y académico como desde lo jurídico y lo legal, desde la Fadia (la Federacion Argentina de la Ingenieria Agronomica) proponen que las carreras de grado en ingeniería agronómica tengan ofertas al menos optativas de capacitación en manejo de productos domisanitarios y control de plagas urbanas, una capacidad técnica cada vez más requerida por gobiernos locales y demanda ciudadana. Así lo explicó el ingeniero agrónomo Federico Ingentron, recibido en la facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de La Pampa en el año 2010.
¿Cuál fue su recorrido profesional hasta llegar a dedicarse al manejo de las plagas urbanas?
Me recibí como ingeniero agrónomo en La Pampa en el año 2010, allí conocí la actividad a través de un amigo que estudió y que tenía un familiar que se dedicaba a la parte de jardines y de control de plagas urbanas. En el año 2014 empecé con la actividad haciendo trabajos particulares, pero no era mi actividad principal, ya que en ese entonces era docente auxiliar en la facultad. Ya en el año 2017 entré a trabajar en el municipio de Santa Rosa y quedé como técnico en el área de protección ambiental de la ciudad. A partir de allí me empecé a involucrar cada vez más con la temática y en la actualidad soy el responsable del control de plagas urbanas y vectores en Santa Rosa.
¿Fue fácil encontrar capacitación sobre el tema del manejo de plagas urbanas?
Cuando quise ahondar en el tema empecé a buscar la mejor manera de capacitarme, en ese momento primero hice una diplomatura en la universidad Blas Pascal de Córdoba de manejo integrado de plagas, y a eso le siguió otro en la Universidad de San Martín en Buenos Aires, que tiene un cuerpo de docentes más formados en la temática del manejo integrado de vectores y enfermedades con cierto enfoque en salud pública. A partir de allí me vinculé con el ministerio de Salud de la provincia de La Pampa, más que nada por cuestiones como la del manejo del mosquito Aedes, que puede transmitir dengue, o de otras enfermedades como el Chagas. He ido tomando los cursos que podía, pero el tema es que no hay demasiado desarrollo todavía a pesar de que detectamos un crecimiento importante de la actividad.
¿Cómo se está trabajando el tema desde lo institucional?
Ya como parte del municipio me volqué también al Colegio de Ingenieros Agrónomos de La Pampa, allí pudimos crear una comisión que trabaja el tema de las plagas urbanas y a través de esa comisión recaí en la Fadia, donde también se generó una comisión de la cual en 2020 tuvimos participación colegas de 17 provincias. Es un espacio que se ha constituido como un campo muy interesante de debate y aportes que nos permite ver la realidad de la profesión y de la actividad en diferentes rincones de nuestro país.
¿Cuál es el estado de situación a nivel federal en relación al manejo de plagas urbanas?
Hemos encontrado que es bastante homogéneo entre las diferentes provincias, ya que en líneas generales lo que vemos es que la actividad o el rol del ingeniero agrónomo dentro de la actividad no ha tenido empoderamiento. Hay muy pocas normativas relacionadas a plagas urbanas y productos domisanitarios y también un vacío importante en capacitación a nivel de grado. Casi podría decir que como ingenieros agrónomos ni siquiera sabemos sobre la existencia de esta actividad, a ese nivel llega el desconocimiento. Está súper instalado hablar de fitosanitarios, pero a la hora de hablar de domisanitarios pocos saben siquiera la existencia de esa palabra. Lamentablemente no es una temática que se abarque en la formación de grado, y creo que en todos lados pasa algo parecido. Si bien algunas provincias pueden tener un poco más de legislación, en la mayoría hay muy poco control y muy poca capacitación.
¿Cómo piensan trabajar para revertir eso?
La idea desde la comisión de Fadia es trabajar para empoderar el rol de los ingenieros agrónomos en la gestión de plagas urbanas, porque tenemos una incumbencia especifica que es la capacidad de hacer una dispensa o receta de los plaguicidas de uso rural o urbano, y a eso no lo tienen otros profesionales. Esa incumbencia es la llave de un buen manejo de plagas urbanas y de vectores. En la actualidad si ves los equipos de salud no vemos agrónomos y tendríamos que ser parte de un equipo interdisciplinario, ya que sabemos cuándo, cómo y dónde deben usarse los productos fitosanitarios y domisanitarios. Uno de los objetivos de la comisión es empezar a tocar el tema de las normativas y ayudarnos entre todos. Por ejemplo hace un mes hubo una reunión en Santiago del Estero ya que esa provincia está desarrollando una nueva ley de agroquímicos y quieren generar normativa para la parte urbana. Estamos participando de eso, y eso es un paso muy importante.
¿Cuál es el objetivo en el ámbito formativo?
Además de intentar generar normativa, buscamos sumar y mejorar la capacitación a nivel de grado y también de los graduados. A nivel de grado preparamos un documento que es una currícula para sumar como opción al menú académico de la carrera. En los planes de estudios hay espacios optativos con determinada carga horaria, y nuestra propuesta es que haya un espacio optativo sobre plagas urbanas y domisanitarios. En ese sentido vamos a tener una reunión con Audeas (la Asociación Universitaria de Educación Agropecuaria Superior) para presentarles la propuesta y tocar este tema.
¿Por qué piensa que es un tema que ha quedado relegado hasta ahora?
Como agrónomos nos hemos relegado por falta de conocimiento, porque la mayoría en agronomía tenemos más vínculo con lo agrario que con lo urbano, entonces nos hemos perdido de una parte de la actividad que nos compete también, no hay que pensar solo en el campo, hay una parte importante de uso de plaguicidas en la ciudad que es más riesgosa aún que las aplicaciones de fitosanitarios en los campos. Si vamos a los registros de toxicología veremos que la mayoría de las intoxicaciones están más vinculadas al mal uso de plaguicidas urbanos que a los rurales. El manejo de plagas urbanas es una rama de la profesión súper interesante y la actividad cobra cada vez más peso ya que en las ciudades muchas personas tienen cada vez menos tolerancia a convivir con ciertos animales, hay demanda, y esa demanda no puede ser cubierta por personas no capacitadas.
Estar capacitados para el uso de productos domisanitarios es clave…
Hay toda una cantidad de empresas que ofrecen el servicio y ni siquiera se sabe qué productos usan, y esas aplicaciones no se hacen en un campo alejado, sino en los jardines y dentro de las casas. No hay percepción del riesgo que se corre si un aplicador no hace bien su trabajo. Hablar de manejo integrado de plagas presupone distintos pasos, la bala de plata es el uso de plaguicidas y entonces, en esa instancia, el rol del agrónomo es fundamental.