Si revisamos la información científica disponible, la realidad podría sorprendernos. ¿Los alimentos orgánicos son más sanos que los producidos por medio de la agricultura convencional?
De hecho, la realidad, y la práctica, demuestran que los resultados obtenidos en rendimiento por unidad de superficie, son en principio, menores que por la convencional. El significado de menos producción representa una mayor necesidad de superficie y más agua, semillas, y trabajo por unidad de producción. Pero ese es otro eje de la discusión/comparación.
Hay una tendencia creciente, en donde los consumidores buscan productos que consideran más saludables. Y es muy loable. Su preocupación se basa en las presuntas consecuencias negativas de la agricultura convencional, para la salud humana, y el medioambiente. Este fenómeno es especialmente importante en los países desarrollados, en donde la demanda de los alimentos orgánicos, es más notorio; ya que lo ven como una solución a las problemáticas de la seguridad alimentaria y del cambio climático.
Pero, ¿qué es la agricultura orgánica? Tiene distintas acepciones, pero se la podría definir como un sistema de gestión de la producción, que pone en el centro de su manejo la conservación de los sistemas donde conviven, de forma armónica con los organismos vivos y el medioambiente. Sus adeptos consideran como una amenaza, todo aquello que condujo a la agricultura convencional, en las últimas décadas; a aumentar los niveles de producción, en desmedro de la calidad del producto.
La agricultura orgánica representa, para muchos agricultores y profesionales, una forma de agricultura sostenible que permite la reducción de la contaminación de suelos y aguas con agroquímicos, además de reducir la erosión de los suelos, entre otras ventajas.
Sin embargo, es una visión simplista de la agricultura orgánica, puesto que debemos contraponer el desafío más importante del sector agrícola, que es suministrar a una población en continuo crecimiento alimentos frescos y sanos. También en la agricultura convencional, desde hace bastante tiempo, se viene reimpulsando la aplicación de las BPas agropecuarias, que tienen el mismo fin.
¿Es posible entonces, que la agricultura orgánica alcance niveles de producción similares a los de la agricultura convencional? Es su gran desafío.
Otro aspecto a analizar, es el valor nutricional de los productos orgánicos. ¿Las frutas, verduras y granos orgánicos tienen mayor contenido de nutrientes que los cultivados en sistemas convencionales? A menudo, los consumidores piensan que los productos orgánicos son más nutritivos y saludables, que los cultivados bajo sistemas convencionales. No necesariamente.
Desde el punto de vista científico, se sabe y debemos remarcar que el valor nutricional de los productos, dependerá de un importante número de factores, como por ejemplo el tipo de suelos, el clima, la edad de la planta o del animal, o el tiempo de cosecha. Y la indispensable adopción de la BPas, en ambos casos.
El MIP (manejo integrado de plagas) data de muchos años, y es lo recomendado en la producción convencional. Es un sistema que combina métodos de trabajo basados en principios biológicos y genéticos de las plagas y de los cultivos. Se basa en la prevención por medio del monitoreo constante de los mismos; permitiendo reducir sensiblemente el uso de agroquímicos, lo que minimiza el impacto en el medioambiente. Es lo que ahora se conoce, como un manejo ecológico y natural de plagas.
Porque el cuestionamiento más importante que suele plantearse, está relacionado con el uso de agroquímicos en la agricultura convencional. Cabe señalar que existen normas estrictas en referencia al tipo y cantidad de residuos de agroquímicos permitidos para el mercadeo de los productos. La cuestión es, en qué medida estas normas son respetadas por los agricultores, y cuáles son los sistemas de control que los responsables de la regulación usan para evitar las irregularidades, en el uso de los diferentes agroquímicos.
En definitiva, el uso de agroquímicos y su aplicación en tiempo correcto, y a los niveles recomendados, no es necesariamente nocivo.
La visión de la agricultura orgánica es digna de ser respetada, y debe tomarse en cuenta. Es válido que parte de la población considere este tipo de producción, como la solución a la problemática que, en muchos casos, genera la agricultura convencional. Sin embargo, la realidad indica que, en este debate, no deben existir blancos y negros, buenos y malos; y debemos entender que las soluciones están en la convivencia de los sistemas. Ambos son lícitos, y deben persistir.
Es necesario evitar antinomias, se deberá ofrecer al consumidor, en forma sencilla y veraz; toda la información necesaria para que él pueda decidir, qué alimento consumir. Tendrá la posibilidad así, de acceder a alimentos seguros, según sea el caso, disponibles para toda la población. Cada uno podrá elegir así, de acuerdo con sus creencias y sus posibilidades, cualesquiera sean.
Ing. Agr. Carlos Carballo ( Mat. 82-3-0041 )
M.P. 82.3.0041