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Tecnología para el tratamiento de efluentes en la lechería

La incorporación de un biodigestor permite convertir al tratamiento de efluentes en un recurso, en lugar de que sea un residuo. El ing. agr. Joaquín Alquati detalla los beneficios de contar con fertilizante y biogas para la producción lechera.

La economía circular pisa cada vez más fuerte. Las nuevas generaciones que comienzan a ganar protagonismo en el campo tienen en su ADN la llama de la innovación y buscan sumar tecnología a los procesos y hacer más eficiente la producción justamente con una mirada muy enfocada en la economía circular. Con el flamante título de ingeniero agrónomo en la mano, hace dos años atrás, Joaquín Alquati (Mat. 82-1-1490) propuso instalar un biodigestor para el tratamiento de efluentes en el tambo La Otilia y la experiencia resultó sumamente positiva. El joven profesional contó su experiencia con la implementación de este tipo de soluciones en Agrovisión Provesional y hoy se entusiasma con que otros colegas incorporen en sus establecimientos este sistema que aporta grandes beneficios. 

“Con tecnología se simplifican las cosas. La tierra es el recurso limitado, hay una cierta cantidad de hectáreas y hay que crecer verticalmente y ser eficiente en el establecimiento y eso se puede hacer con tecnología de proceso”, subrayó Joaquín al tiempo que apuntó a la economía circular, que tiene que ver con redefinir qué es el crecimiento y pone énfasis en los beneficios para toda la sociedad y en eliminar los residuos del sistema desde el diseño.

El joven ingeniero agrónomo contó que en La Otilia se tomó la decisión de incorporar un biodigestor y dejar de tratar a los afluentes como un residuo, sino trataros como un recurso” y explicó que en el establecimiento también se incorporaron diferentes tecnologías: se sumó una máquina de ordeñe y lavadora automática. 

Joaquín enumeró algunas de las ventajas del uso de un biodigestor y mencionó que en el campo “no hay moscas, no hay roedores, se reduce el olor y mejora el aspecto del establecimiento en general, además de mejor la tierra porque se destina menos espacio para tratamiento de efluentes”. También destacó que hoy en días en cualquier lugar del campo pueden hacer un pozo de agua para que tomen las vacas porque “no hay riesgo de contaminación de agua”. 

Asimismo, explicó que realizaron un ensayo para maíz de primera para silo y aplicando 100 mil litros por hectáreas del fertilizante les dio una diferencia de 2.500 kilos por hectárea. “Puede parecer mucho la cantidad de litros pero teniendo la logística armada y con buenas rotaciones se aplica sin problema. En lo netamente productivo encontramos cosas muy buena, incluso nos faltan probar cosas como usarlo de fertilizante foliar, sabemos que hay muy buenas diferencias”, reseñó el ingeniero agrónomo. 

Una de las innovaciones que tiene el biodegestor que utilizan los Alquati es que cuenta con una tela especial que permite una buena producción en invierno. “En plena heladas estuvimos produciendo biogas gracias a las telas con tecnología”, detalló. 

El encargado del tambo -que forma parte de la empresa familiar Integrada Agropecuaria de la localidad santafesina de Susana, a 12 kilómetros al sur de Rafaela- contó que el establecimiento La Olivia hoy cuenta con 340 vacas de ordeñe, tienen un sistema dry lot, a cielo abierto, con camas, comidas y medias sombras, tiene 20 bajadas, extractores automáticos, aspersores, ventiladores y un sistema de lavado automático de las maquinas de ordeñe para optimizar los tiempos.

 Al biodigestor lo pusieron en funcionamiento en dos etapas. Al principio sólo hacían uso del fertilizante, no tenían el sistema de compresión del biogas y todo el biogas se liberaba a la atmosfera. En la segunda etapa, un año después, se incorporó el sistema de compresión y ahora se usa para calentar la leche de los terneros y descongelador de calostro, contó. Pero todavía falta otra etapa más, se viene el momento de comenzar a inyectar la producción al sistema de energía eléctrica provincial. 

“Seguimos creciendo en número de vacas y relegamos un poco la producción de energía y vamos a poner otro biodigestor para tener más capacidad de procesamiento y después vamos por la energía eléctrica”, detalló Joaquín, quien también señaló que “el sistema de tratamiento de efluentes lo hicimos porque estamos cerca del pueblo, a un kilometro aguas arriba y sabemos que los efluentes contaminan el ambiente o la parte atmosférica y la parte superficial de las napas”.

La instalación de un biodigestor por su puesto requiere de una inversión, pero Joaquín destacó que se puede crecer modularmente y no es necesario hacer todo de un día para el otro. Además, junto a un compañero de la facultad hicieron el cálculo de recupero de la inversión y estimaron que con la producción de biogas y biofertilizantes -a un valor de fertilizantes sintéticos- la inversión se amortiza en 2 años y tres meses. Están a un paso de ese tiempo, en agosto cumplen 2 años de instalado el biodigestor. 

“Este sistema requiere darle importancia, instalar el sistema y solucionar el problema de efluentes en el suelo pero después no darle uso al biogas o fertilizantes no tiene sentido. Con el biodigestor se hace la tan nombrada en esta época economía circular, el fertilizante vuelve al campo, el campo produce el alimento para la vaca y vuelve a biodigestor”, resaltó el ingeniero agrónomo. 

Un punto destacado a la hora de poner en práctica este sistema de tratamiento de efluentes es que ahora hay producción nacional de los equipos. En La Otilia compraron un biodigestor marca Biomax. “Cuando se habla de biodigestores se vienen a la cabeza los alemanes que tienen un montón de ventajas pero tienen una desventaja muy grande y es que no están hechos para pequeña o mediana escala. En la cuenca lechera santafesina somos pequeños y medianos. También son imposible de manejar, en cambio el que compramos nosotros lo manejamos entre dos personas, prácticamente lo único que hacemos es controlar las válvulas, no requiere ni de mucha gente ni gente especializada”, explicó. 

Para Joaquín aún falta algo de conocimiento y difusión de información sobre las ventajas de instalar un biodigestor para el tratamiento de afluentes. Lamentablemente, dijo, se conocen más las experiencias que no funcionaron o sistemas carísimos. “Nosotros somos los únicos en la zona, ahora hay una chica en la zona que está averiguando, está interesada. Pero hay líneas de crédito que se pueden aprovechar, la provincia le está dando mucha importancia a lo que es medioambiente y energías renovables y es una oportunidad para los productores de meterse en ese sistema y aprovechar las tasas flexibles que tiene el gobierno”, precisó Joaquín entusiasmado con que más productores lecheros sumen este tipo de soluciones para el tratamiento de afluentes.

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