Opinión

6 de agosto: día del ingeniero agrónomo

Nuestras demandas al colegio: valorización y jerarquización profesional; la defensa corporativa y el control frente a las empresas y poderes del Estado; programas de capacitación continuos con áreas de especialización; una comunidad profesional que aporte una defensa gremial al colega; fortalecer los vínculos con otras instituciones; colaborar con la universidad en definir contenidos curriculares que sean adecuados a la realidad del mercado laboral; espacios de diálogo entre las diferentes comisiones del Ciasfe; presencia en los medios para acercarse a la comunidad en referencia a determinadas temáticas de interés/preocupación, y especialmente la participación y compromiso de todos los colegas.

El ingeniero agrónomo belga Gustavo André fue fundador del Instituto Santa Catalina, donde actualmente funciona la Facultad de Agronomía de la Universidad de Lomas de Zamora. Nació en 1850 y cursó sus estudios en la Universidad de Lovaina, donde se graduó como agrónomo en 1875 con medalla de honor.

Además de su aporte a la formación de los primeros ingenieros agrónomos del país, tuvo un rol fundamental como colonizador de Entre Ríos, Santa Fe y San Luis y, fundamentalmente, de Mendoza, donde contribuyó a la enseñanza de la hidráulica demostrando las grandes posibilidades del regadío artificial con la captación de aguas subterráneas.

En 1881, el presidente de la Nación, Julio A. Roca, y el gobernador Dardo Rocha decidieron dar impulso a la agricultura y ganadería nacional, y vislumbraron que debía ser el Instituto de Santa Catalina el lugar donde formar a quienes tenían que llevar a cabo la explotación agropecuaria. Fue así que resolvieron la contratación de un cuerpo de técnicos desde Europa, presididos por G. André, que por su formación y capacidad fue contratado para asumir la dirección del Instituto. El objetivo era dotar de los medios para aplicar en forma completa la enseñanza teórico experimental para la formación de hombres competentes que iban a dirigir las explotaciones de las grandes estancias y colonias argentinas. 

Al iniciarse los cursos de la Escuela Agronómica Veterinaria Santa Catalina en 1882, en su discurso André destacó que “unos y otros y el país entero tienen su vista fija en Santa Catalina, y es con una ansiedad mezclada de esperanza que aguardan el buen resultado a que tienen justo derecho”.

Una vez que el funcionamiento del Instituto Santa Catalina estuvo consolidado, André se retiró. En 1885 comenzó a dirigir las primeras obras de irrigación para el aprovechamiento de las aguas del Río Colorado, con la construcción del canal Luro. Un año más tarde fundó las primeras colonias de Gualeguaychú y en 1888 formó La Barrancosa, un gran establecimiento agrícola-ganadero en Venado Tuerto, que fue modelo de esa zona. También bajo su impulso se poblaron grandes extensiones de campo en General Pedernera, San Luis, con importantes obras de riego.

En Lavalle, Mendoza, en 1908, formó una extensa colonia que lleva su nombre, transformando tierras áridas e incultas en un vergel. Cuando adquirió un importante establecimiento vitivinícola en Santa Blanca, en departamento Maipú- Mendoza, transformó una extensa zona de terrenos cenagosos en tierras especiales para chacras y viñedos. Fue su visión del porvenir de las tierras adyacentes a Fray Luis Beltrán la que lo llevó a perforar el primer pozo surgente, cuyo ejemplo dio base para el aprovechamiento a gran escala de las aguas subterráneas en toda esa zona. 

El aporte de André al agro fue muy significativo; con la aplicación de los nuevos procedimientos y conocimientos modernos que se impartían en el Instituto Santa Catalina, se experimentó una gran evolución del campo argentino.

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