Rita Widder y Susana Sylvester tienen varias cosas en común: las dos son ingenieras agrónomas, las dos este año fueron homenajeadas por su trayectoria por parte del ministerio de Medioambiente de la provincia y las dos transmiten la misma pasión por su trabajo: la preservación y el cuidado del arbolado público en diferentes lugares de la vasta geografía santafesina.
Creando conciencia ambiental desde Esperanza
Rita Widder estudió la carrera en Esperanza, la ciudad donde vive y donde desarrolló su carrera. La profesional -que coordina la comisión de arboricultura de la primera circunscripción del Ciasfe- este año recibió un reconocimiento por parte del ministerio de Medioambiente de la provincia por su labor de años en la preservación del arbolado público y en la toma de conciencia sobre el valor y el significado tanto de los árboles como de los bosques nativos de Santa Fe.
“Fue una sorpresa, a la distinción me la entregó el ministro Jacinto Speranza cuando desarrollábamos una jornada en el Ciasfe 1 sobre la Ley del Árbol y su implementación. Para mi fue una alegría hermosa tras tantos años de trabajo”, reflexionó la profesional, quien comenzó a trabajar en este tema en 1989.
Antes de su ingreso a la función pública Widder había trabajado en escuelas agrotécnicas y viveros y también había ejercido la docencia durante varios años, para luego rendir un concurso de titularidad en la municipalidad de Esperanza donde quedó a cargo de la división de plazas y paseos.
“En ese momento las ciudades tenían algún técnico agropecuario o ingeniero agrónomo pero fui de las primeras en la región” explicó, para agregar que hasta el año 2012 trabajó en la municipalidad de esa ciudad del centro de la provincia.
“Era diferente mi trabajo en esos años ya que el tema del arbolado casi no se tenía en cuenta, no se hablaba de árboles nativos y las comunidad chicas no tenían ingenieros agrónomos que los asesoraran”, dijo. Eso la llevó a muchos pueblos que buscaban alguien que los asesorara, por ejemplo, a la hora de mantener el arbolado público o de rehacer alguna plaza.
Con la perspectiva que da la experiencia, la profesional consideró que lo más importante de sus años de trabajo fue concientizar sobre la importancia del árbol: “le di mucha importancia a la concientización haciendo docencia con empleados a cargo y con la comunidad en general. En escuelas primarias y secundarias di muchas charlas, fueron todas actividades muy reconfortantes”.
Widder recordó que hicieron una actividad de preservación de árboles en el balneario de Esperanza y que buena parte de su labor tuvo que ver con la difusión y la divulgación sobre la flora local y la importancia de cuidarla y preservarla. “Creo que es muy importante la buena relación que hay que tener con la comunidad y con los entes relacionados a los servicios públicos así como con las empresas. Mantener el arbolado en buen estado debe ser un trabajo conjunto, es importantísimo el trabajo interdisciplinario tanto en las municipalidades como en las comunas”, razonó.
También explicó que los jefes comunales y los intendentes son parte fundamental para lograr un buen arbolado: “es muy importante sensibilizar y concientizar a estos funcionarios para que el árbol tenga prioridad en su agenda”. En ese punto, la ingeniera señaló que en la actualidad existe más conciencia ambiental relacionado con temas sobre los cuáles cada vez se estudia y debate más como el cambio climático, la contaminación y los excesos hídricos.
“Los árboles son mitigadores y son una parte de la solución de estos problemas, por eso debemos lograr una convivencia con ellos” explicó, para señalar que hace algunos años tras costaba hacerles entender a los funcionarios que “no todo era poda”.
Hoy hay otra mirada sobre el tema así como legislación que acompaña este cambio social, con la Ley del Árbol como parte fundamental de este andamiaje normativo. “Se trata de una ley muy importante para los profesionales ya que se incorporarán colegas para trabajar con arbolado rural y urbano”, dijo.
Una vida dedicada al servicio público
Susana Sylvester es ingeniera agrónoma recibida en la Universidad Nacional de Rosario, cuando todavía la facultad no estaba en Zavalla aunque si el campo experimental en el Parque Villarino. “El primer día que fui había llovido en Zavalla y nos embarramos hasta la rodilla. Ahí muchos dejaron pero yo ya era cabeza dura y me gustaba la naturaleza. Mi objetivo era hacer la carrera que me gustaba, sobre la que me decían que era ‘del futuro’ recuerda.
Todo su desarrollo profesional fue en la función pública, donde trabajó 32 años a pesar de haber tenido ofertas del sector privado: “enseguida descubrí que me gustaba el servicio público”. Su primer trabajo fue en el ministerio de Salud provincial en control de vectores de enfermedades, toda una novedad. “Aprendí mucho sobre la parte social de la profesión, fueron años de ejercer la profesión desde el llano” rememoró.
Sobre el final de la década de los 90 se creó la secretaria de Medioambiente y Sylvester fue designada coordinadora de Recursos Naturales de la zona sur de la provincia con 165 localidades a cargo. “Allí cambié la visión y comenzamos a trabajar con temas conflictivos como la contaminación de las cerealeras, siempre desde una mirada social. Se trataba de hacer cumplir la ley y difundir a través de charlas y actividades” señaló.
La provincia tenía una ley de Medioambiente y en ese ámbito la profesional encontró un mundo “que le encantaba”. “Hacíamos talleres dirigidos un público amplio, desde podadores hasta intendentes. A todos los explicábamos cómo ejercer la autoridad para la protección de los recursos naturales. Fue todo un aprendizaje que recorrí”, dijo.
En esos años un grupo de profesionales del cuál formaba parte creó una asociación de arbolado público con la cual armaron actividades en todo el país y hasta en el extranjero con la idea de hacer conocer la “vieja” ley, que -según recordó- “permitió generar conciencia y dar trabajo a los ingenieros agrónomos”. Siempre en relación con otras profesiones para construir una mirada amplia sobre los temas de arbolado.
“Fuimos por todos lados, armábamos charlas en lugares públicos con vecinos o con escuelas. Allí nació el programa ‘Para cada santafesino un árbol’” explicó la experta, para quien su vida laboral se guió por “la pasión de conservar los recursos naturales para el futuro”. “Eso me motivó a trabajar al servicio de los demás sabiendo que somos muy pequeños”.