Inferencias sobre el avance de la erosión hídrica en un sector de la región pampeana a partir de tecnologías de sensoramiento remoto permiten concluir en que, si bien, las Cartas Topográficas del ex IGM (Instituto Geográfico Militar), hoy IGN (Instituto Geográfico Nacional), en escala 1:50.000 con una equidistancia entre curvas de 2,5 mts., publicadas en los años 1927, 1937 y 1958 han sido una herramienta de suma utilidad a los efectos de determinar cuencas hidrográficas, porcentajes y longitudes de pendientes, y, adicionando información local sobre manejo de prácticas agrícolas, calcular escurrimientos con más o menos grados de certeza.
Cuando buscamos más exactitud a nivel de predio, la oferta tecnológica disponible para generar información planialtimétrica es amplia, desde el nivel óptico con regla graduada hasta las estaciones geodésicas permiten lograr trabajos precisos, y para el caso de este último, georeferenciados.
Si a todo esto le sumamos la tecnología de Drones con sus cámaras, la precisión milimétrica con calidad de imágenes esta al alcance de la mano.
Luego de generar relevamientos planialtimétricos georeferenciados con precisión centimétrica desde el año 2010 hasta la actualidad, en campos agrícolas del Sur de Santa Fe y Noreste de Buenos Aires, con estación Total Trimble, a 0,20 y 0,25 m de equidistancia entre curvas, la información obtenida fue comparada con las imágenes digitalizadas y georreferenciadas de las Cartas Topográficas publicadas por el IGN mencionadas al inicio, procesamiento mediante software QGis 3.6.
Las comparaciones topográficas muestran después de más de 50 años como dos factores que imprimen presencia a lo largo del tiempo, el clima y, el manejo o el uso del recurso suelo actuado por el hombre, condicionaron una nueva dimensión al paisaje traducida en las modificaciones de uno de sus ejes, el Z y también en el sentido de circulación del agua (cambio de sentido de perpendicularidad de las curvas).
En el Mapa 1 podemos ver en el sector A como un desnivel de 2,5 m evolucionó a 1,5 m lo que sugiere concluir que 0,50 m del perfil de la loma fueron depositados pendiente abajo antes de llegar al alambrado sobre el camino.
En el Mapa 2 vemos como se desplazó el bajo original hacia la izquierda, posiblemente debido a una demanda del escurrimiento aguas abajo y a la pérdida de suelo sobre la media loma.
Mientras que en el Mapa 3, el sector A mantiene el patrón histórico, no sucede lo mismo con los sectores B y C, correspondientes a la media loma y al bajo respectivamente. Tampoco es indicio en A que dicho comportamiento sea regular en toda su dimensión respecto a lo histórico hasta tanto no se verifique un análisis pormenorizado del perfil, lo que tal vez pueda resultar en una decapitación constante en toda la loma.
Para longitudes de pendientes entre 500 y 1000 m, casos comunes, donde las Cartas de IGN indican 5 metros de altitud, los relevamientos actuales muestran entre 3 y 4 metros. Mapa 4.
Para ampliar las observaciones y llegar a alguna conclusión, se deberían verificar los mismos parámetros en zonas donde exista la información del IGN y que durante el tiempo hasta la actualidad se hayan mantenido dichas zonas en conservación, así poder aislar solo el efecto impreso por el clima.
Sería de suma utilidad contar con MDE (Modelos Digitales de Elevación) actualizados en escala 1:10.000 y con equidistancias entre curvas de 0,50 m con la finalidad de generar estudios y análisis de escurrimientos entre cuencas.
La separación cronológica de tecnologías evidencian a las claras los síntomas actuales. La pérdida de suelo, englobada en su conjunto por la suma encadenada de procesos climáticos, de manejo, y desglosados los mismos en: torrencialidad estacional, compactación superficial y subsuperficial del perfil con el consecuente aumento de escurrimiento en detrimento de infiltración, cuya ecuación final acaba en el deterioro físico del suelo, pérdida de agua útil para las praderas y cultivos.