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Ganadería de pastizal: un clásico del norte santafesino que busca profesionalizarse para producir más y mejor

La falta de inversión en tecnología atenta contra la productividad. Remarcan la necesidad de sumar conocimiento y gestión integral al sector.

El paisaje productivo del norte de la provincia de Santa Fe tiene a la ganadería extensiva como una de sus postales más tradicionales. Anclada en una amplia disponibilidad de forraje suministrado por los pastizales naturales de la zona, la actividad todavía carece de inversión tecnológica y profesionalización, dos factores que podrían posicionarla a nivel mundial ante un escenario de demanda creciente de carne producida bajo criterios sustentables.

Cecilia Capozzolo es ingeniera agrónoma especializada en producción bovina, trabaja en el Inta Reconquista y es docente en la Universidad Católica de Santa Fe. En una charla con Agrovisión, repasó la actualidad del sector e insistió en la necesidad de mejorar la articulación entre los diferentes actores que intervienen en la actividad para trabajar en planes integrados a largo plazo en los cuales es clave la intervención de los ingenieros agrónomos.

También explicó la importancia de acompañar el proceso productivo con estrategias de alimentación que complementen al pastizal natural, deficitario en nutrientes durante algunos meses del año y para algunas categorías.

¿Cuál es hoy la actualidad del sector ganadero en el norte de la provincia?

El sector está atravesando una sequía muy importante que coincide con los meses durante los cuales se acumula crecimiento de pasto para el invierno. Venimos de un otoño más seco de lo normal y eso nos coloca en un invierno más complicado que en otros años, sobre todo si este problema climático persiste en los meses que vienen.

¿Qué tipo de estrategias se pueden abordar ante este escenario?

Al haber menos pasto del que pensábamos se empiezan a manejar distintas alternativas que cada productor estudia para ver cuál puede resultarle de mayor utilidad: hacer un mejor manejo del pastoreo y tener una mejor eficiencia de cosecha, la herramienta es el pastoreo rotativo. La suplementación es la otra estrategia complementaria al manejo del pastoreo, tiene como objetivo cubrir las deficiencias de energía y proteína del pasto natural, en el norte de Santa Fe la mayoría de las pasturas crecen en primavera y verano pero luego su disponibilidad y calidad es baja en invierno. La suplementación puede cubrir esa deficiencia, al mismo tiempo que potenciar el aprovechamiento de los pastos de esta zona.

Ing. Agr. Cecilia Capozzolo

¿Los productores buscan soluciones tecnológicas a esas deficiencias estructurales o son reacios a invertir en eso?

En general los sistemas del norte de la provincia son extensivos, con baja adopción de tecnología ya desarrolladas para la ganadería. Son sistemas de baja eficiencia productiva por un lado por las características agroecológicas de la región, con suelos de menor calidad que en el centro-sur, sumado a la baja incorporación de tecnologia, deja al sistema produciendo por debajo del potencial.

¿Cuál es la importancia de la suplementación alimentaria? 

El productor ahora está con el destete y viene el momento de las recrías, son animales en plena etapa de crecimiento y desarrollo. Es una etapa en la cual el animal tiene requerimientos de proteína y energía que el pasto no cubre y de ahí la importancia de acompañar con una suplementación adecuada. Esto es muy importante para las vaquillonas que serán las futuras madres, pero también para los machos para asegurarnos un mejor crecimiento y terminación. En la zona hay gran disponibilidad de suplementos, desde concentrados comerciales, productos agricolas. Por ejemplo maíz, sorgo molido, pellets de girasol, algodón y soja, semilla de algodón, por mencionar algunas alternativas. Pensar en suplementar esa recría, sobre todo en los primeros meses, es muy importante.

¿Qué papel podrían tener los profesionales para avanzar hacia sistemas ganaderos más productivos en la región? 

El aporte de los profesionales es fundamental acompañando a los productores para que tengan asistencia técnica tanto para trabajar en condiciones normales como para enfrentar eventos atípicos. Por supuesto que hay productores que incorporan tecnología y con buenos resultados, pero en su mayoría hacen una ganadería extensiva con baja inversión y bajos resultados productivos.

¿Cuán determinante es el clima para el sector?

El clima es absolutamente determinante. Generalmente en el este de la provincia en zona de islas estos últimos años los productores han tenido que sacar el ganado cada vez con mayor frecuencia por los excesos hídricos, igual que pasa en la zona de los bajos submeridionales y actualmente estamos atravesando una importante sequía. Son sistemas que están muy afectados por las condiciones climáticas y eso tampoco ayuda a que el productor se anime a invertir en tecnología, porque siempre está corriendo atrás de la urgencia.

¿Cómo se trabajó y se trabaja durante la cuarentena?

El covid-19 no afecto a la ganadería en circulación o trabajo, si en algún momento faltaron o se demoro la entrega algunos insumos. El productor siempre siguió trabajando a pesar de que se trata de una situación especial para todos y el ánimo no es el mejor ya que hay mucha incertidumbre. 

La ganadería, como en otras actividades biológicas, no se puede parar, es una actividad que no se puede dejar de hacer, así que nunca se dejó de trabajar. Hay más miedos, más resquemores, pero se trata de productores que están acostumbrado a los cambios sobre la marcha y tiene experiencia en trabajar de esa forma. Por eso le siguieron dando para adelante trabajando en el día a día, como siempre. 

¿Cómo ve la situación económica en relación al sector?

El covid-19 afecto a la ganadería por los precios, internos y externos, que se estancaron. El productor, por lo general, concentra las ventas en un momento “el destete” que coincide con este contexto y se observa una preocupación por la capacidad para afrontar las necesidades del ciclo, por la pérdida de valor de nuestra moneda. También se observa una preocupación por los insumos relacionados con el precio del dólar, con lo que pueda pasar con el consumo interno y las exportaciones. El escenario se percibe como muy inestable y existe temor por eventuales medidas que puedan afectar una actividad que de por sí no es de gran rentabilidad y que tiene poco margen. Es el año de las incertidumbres: en lo climático, en lo económico, y ahora con la pandemia.

¿Qué puede representar el sector para los profesionales como ventana laboral?

Sin duda existe una gran necesidad de profesionalizar la actividad ganadera, que está poco profesionalizada y podría producir muy por encima de lo que se hace en la actualidad si el productor recibiera un acompañamiento no sólo eventual, no sólo ante un problema, sino a largo plazo y con estrategias integrales. Hay que repensar la ganadería de la mano de profesionales que acompañen con un plan de trabajo que aborde no sólo lo sanitario sino también la nutrición, el pastoreo, que vea a la actividad con una mirada más sistémica, acompañando una propuesta integral y a largo plazo.

¿Por qué no se ha podido avanzar con eso, a pesar de ser una actividad muy tradicional y antigua en la región? 

Creo que falta un trabajo más articulado entre los diferentes actores que participan en la actividad. Pienso en los diferentes niveles de gobierno, los colegios profesionales, las instituciones públicas y privadas, los productores y las sociedades rurales, entre otros. Cada uno puede aportar algo para mejorar las cosas y un camino es intentar trabajar de manera más articulada para acercarle al productor propuestas que sean no sólo buenas, sino también posibles. A diferencia de la agricultura la ganadería es una actividad más compleja, en la que interactúan múltiples factores y con tiempos largos entre una acción y su efecto por lo que resulta más difícil comprenderla y hacer buenos análisis. Además la baja rentabilidad y la falta de créditos que contemplen características propias de la actividad, no favorecen las inversiones. Es una actividad no muy rentable por lo que hay un escaso margen de inversión. Debería ser una decisión de Estado acompañar este proceso y poder pensarlo a largo plazo y de manera integral.

¿Puede estar vinculado con la falta de atención histórica a esa región?

El norte de Santa Fe es muy ganadero, es una actividad muy tradicional y no sé si por la complejidad del sector nunca fue una prioridad en la agenda pública. Inversiones en caminos, electricidad, salud, comunicaciones y educación; se postergaron en norte de Santa Fe. Hay que pensarlo desde muchos lados, buscar que los jóvenes puedan formarse localmente, quieran quedarse y seguir trabajando en ganadería. Hoy la mayoría de los profesionales que estamos en el norte no nos formamos acá y eso se nota. Por ejemplo, yo estudié en Córdoba y nunca estudié pastizales naturales, y hoy el 98% de mi trabajo tiene que ver con eso. Hay cierta falencia de visión que aporte más conocimiento regional y local, por suerte esto está cambiando.

La carne de pastizales naturales es hoy un producto muy codiciado en el mundo. ¿Debería aprovecharse más esa posibilidad productiva a nivel local?

Es algo que no se está aprovechando bien cuando por tradición hacemos un tipo de carne que a nivel mundial hoy es muy requerida y tiene un alto valor. Sería interesante poder conectar eso y que el productor que hace carne de pastizal recibe algún adicional por producir de esta forma. Hay una alta demanda del producto a nivel internacional y quizás acá no vemos esa oportunidad y ese mercado. Ojalá se trabaje para que el productor tenga mayores beneficios.

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